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Wolfowitz: corrupción en la cima

Oscar Ugarteche, ALAI

Lunes 7 de mayo de 2007, por Manuela Garza Ascencio

Alai - La reunión de primavera de los organismos financieros internacionales, Banco Mundial y Fondo Monetario Internacional, transcurrió en Washington el fin de semana del 14 de abril bajo el ominoso signo de unas tormentas de agua que de haber sido nieve, hubiera significado más de dos metros de precipitación. Esta agua era la metáfora de la limpieza que necesita urgentemente el Banco Mundial en su presidencia. El presidente del Banco estuvo ausente de las mesas de trabajo que normalmente preside. Estaba haciendo lo posible porque no lo echaran.

Paul Wolfowitz, uno de los arquitectos de la invasión a Irak, uno de los que planeó la gran mentira de las armas de destrucción masiva en manos de Sadam Hussein, artífice desde el año 2001 de una guerra contra Irak y hombre del pequeño núcleo duro neoconservador de George W. Bush ha logrado lo que ningún otro presidente del Banco Mundial había logrado antes: polarizar a la prensa financiera y la comunidad internacional y generar una imagen traslucida del manejo del poder de Bush hijo en el Banco Mundial.

Se hizo público este fin de semana que la compañera sentimental de Wolfowitz, quien también trabaja para el Banco Mundial, recibió, por instrucciones suyas, una duplicación del sueldo de 100,000 a casi 200,000 dólares, saltándose varios escalones y ahora resulta que gana más dinero que la Secretaria de Estado de los Estados Unidos.

Esta figura anómala se produjo cuando Wolfowitz le ordenó al jefe de recursos humanos del Banco Mundial que la Dra. Shaha Riza fuera destinada al Departamento de Estado para evitar ser jefe de su novia, que sería anti ético, y a cambio que le doblara el sueldo que tenía hasta ese momento. Esto luego se lo encubrió a la junta directiva del Banco.

Cuando el Sr. Wolfowitz fue preguntado por los Directores del banco sobre este punto, la primera vez en el año 2005, les mintió. Ningún presidente del Banco Mundial había traficado su propia influencia de ese modo antes. No es costumbre en los organismos internacionales ni el nepotismo, ni el tráfico de influencias, ni menos, el encubrimiento. Es como si el presidente del Banco Central de un país nombrara a su conyugue y le diera un sueldo mayor que el de un ministro, pasándose por encima de las reglas de personal de la institución y le mintiera a la junta directiva. Impensable.

El BM, como muchos organismos internacionales y bancos centrales, prohíbe que trabajen en el mismo lugar personas sentimentalmente relacionadas. Wolfowitz se brincó esa norma para asegurar el regreso de la Dra. Riza del Departamento de Estado, donde la envió prestada en el nivel profesional más alto, cuando él haya dejado el Banco. Esto ciertamente irritó no solo a los funcionarios sino a la junta directiva. La junta directiva compuesta por países miembros, donde los del G7 tienen largamente mayoría de votos, fue engañada por Wolfowitz con estas manipulaciones hechas a sus espaldas. Al fin y al cabo, los directores son representantes de los gobiernos accionistas y estos, en especial los europeos, no son proclives a ver este tráfico de influencias para la amante de un funcionario público de alto nivel. Por bastante menos a Ángel Gurría, secretario ejecutivo de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) le han hecho un escándalo en Paris y obligado a que su hija renuncie a un puesto menor en el departamento de educación de dicha institución.

El Banco Mundial, bajo le presidencia de Wolfowitz, comenzó una campaña anticorrupción, para limpiar sus préstamos de cualquier daño generado por la mala actuación de funcionarios propios o nacionales. ¿Puede liderar una persona así una campaña de esta naturaleza?

¿Cómo puede el Banco presidir una campaña anticorrupción con un presidente mentiroso y nepotista que trafica con su poder y lo abusa? Sobre este punto, el Financial Times y el Wall St Journal el viernes 13 y sábado 14 de abril cruzaron sus editoriales. Es decir, el poder de la prensa financiera europea se enfrentó con el poder de la prensa financiera estadounidense al más alto nivel. Este desencuentro, en síntesis, se resume como que Wolfowitz esperaba que la junta directiva del Banco Mundial se portara como una junta con mayoría del partido republicano y no como de un organismo internacional. Se olvidó que la institución no le pertenece al presidente de turno sino a los Estados y que sus funcionarios trabajan allí desde antes de su llegada. Wolfowitz cambió a la plana mayor y eligió a dedo a su entorno, dice John Cassidy en el New Yorker del 9 de abril, 2007. Esto incluyó el ingreso y la salida de un ex embajador del Perú en los Estados Unidos que pasó brevemente por el cargo de director legal del Banco. ¿Cómo recluta su personal el Banco, entonces?

El Wall Street Journal de Nueva York dice que este manejo nepotista, encubierto y mentiroso no importa y que debe quedarse. Que se trata de cosas menores. El Financial Times de Londres dice que debe de irse porque es una vergüenza como ejemplo al mundo. La Casa Blanca, naturalmente, le ha dado el espaldarazo al nepotista mentiroso. Paul Krugman en su libro The Great Unraveling , sostiene que un rasgo del entorno de Bush hijo es que los políticos son mentirosos, ladrones y tramposos y que tienen una visión crematística del poder. La invasión a Irak es un ejemplo de esto, dice Krugman. La diferencia es que los otros son funcionarios públicos de los Estados Unidos y Wolfowitz es un funcionario internacional que debería de estar sometido a las reglas de ética de Naciones Unidas, a donde pertenece el BM.

Que se quede significará que el Tesoro y la Casa Blanca manejan el Banco como se ha venido señalando por años, como un brazo extendido del Tesoro, y se terminará de desprestigiar. Que se vaya podría significar un nuevo aire para un banco que esta perdiendo clientes y volúmenes de préstamos aceleradamente. En el futuro la elección del presidente del Banco ya no podrá ser a dedo por el presidente de los Estados Unidos, como hasta ahora. Por lo menos eso está claro. Mientras tanto, Bush lo respalda y Wolfie no se va aún. El Banco Mundial no es un organismo multilateral a todas luces, sino el brazo extendido de la Casa Blanca de Bush y de su agenda. Es un organismo multilateral asaltado por los neoconservadores.


Oscar Ugarteche, Instituto de Investigaciones Económicas - UNAM

Red Latinoamericana de Deuda, Desarrollo y Derechos (Latindadd)

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