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BOLIVIA - El eje Brasilia-Washington

Andrés Soliz Rada

Jueves 6 de marzo de 2008, por Andrés Soliz Rada

Ante el fracaso de la reunión de Jefes de Estado de Bolivia, Argentina y Brasil sobre las ventas de gas boliviano a sus vecinos, Cristina Kirchner pidió concretar el ingreso de Venezuela al MERCOSUR. La demanda reflejó lo difícil que es negociar con Lula, quien ha suscrito un acuerdo estratégico con George W. Bush para producir biocombustibles. En otras palabras, planteó que el eje Brasilia–Washington sea contrarrestado con la alianza La Paz-Buenos Aires–Caracas, a fin de negociar con Brasilia en otras condiciones.

Infelizmente, las palabras de Cristina son insuficientes. Su esposo, Néstor Kirchner, amplió por 30 años los contratos por los que Carlos Menem entregó al capital foráneo las más importantes reservas argentinas de gas y petróleo. La estatal ENARSA no ha detenido la prepotencia de Repsol (ahora con fuertes accionistas norteamericanos) y Petrobrás. En dos oportunidades, el mismo personaje le dijo a Evo Morales que si las compañías foráneas no quieren invertir en Bolivia sólo tiene que levantar el teléfono para que nosotros acudamos con 1.500 millones de dólares. ¿Qué fue de esa promesa?

En el país, la re fundada YPFB es una cáscara vacía. Antes de caminar ha sido descapitalizada con un bono para estudiantes, que debía pagarse con ingresos de la nacionalización de los hidrocarburos, los que, al no figurar en los contratos con las petroleras, son pagados por el escuálido ente estatal. YPFB acaba de entregar a Petrobrás campos de gas en áreas tradicionales que quedaron su poder. En lugar de cumplirse el acuerdo energético con Venezuela, de enero de 2005, YPFB pidió a PDVSA 53 estaciones de servicio que tampoco fueron instaladas.

Las relaciones con Irán tienen para Bolivia un alto costo político, que puede justificarse con convenios sobre gas y petróleo. En su reemplazo, Teherán instalará un canal televisivo. Los cuestionamientos de Evo a EEUU se han vuelto recurrentes. Sin embargo, en lugar de cumplirse el Decreto de Nacionalización, que dispone que YPFB asuma el control accionario de Transredes (Enron-Shell), entidad que opera los gasoductos, la presencia del consorcio en el país es mayor cada día.

Hugo Chávez, por su parte, libra una aislada batalla contra la gigantesca Exxon Móbil, después que Lula congeló su proyecto de Gasoducto del Sur, en el que Bolivia pudo participar siempre que el 50 % de su producción de gas sea industrializado en territorio nacional. Petrobrás invertirá en el país, previo veto a cualquier proyecto de industrialización interna con su materia prima.

El Nuevo Orden Mundial (NOM) postula la desaparición de los Estados nacionales débiles. Este dato objetivo no fue tomado en cuenta al exacerbar el indigenismo, que acabó por fortalecer a los grupos separatistas de Santa Cruz. Tampoco se ha dimensionado el daño ocasionan a la soberanía nacional la presencia de ONG, de cuyos desembolsos se beneficiaron movimientos indigenistas y el propio MAS.

Ahora Evo censura a USAID por su ingerencia en el país. ¿Es que ignorábamos la presencia de la Fundación Soros y de ONG como CIPCA (de Xavier Albó), CEJIS (que, según Leonardo Tamburini, recibe dineros de EEUU, Inglaterra y Alemania), OXFAM (financiada por British Petróleum, Rockefeller y Ford), “Tierra” (de Miguel Urioste), además de Qhana, Aclo, Cepad, Cedoin, IPTK y otras, que reciben recursos de EEUU, Reino Unido, España, Suiza, Suecia, Dinamarca, Holanda, Canadá y el Vaticano? Si Cristina y Evo no resuelven sus contradicciones internas, el eje defensivo Bolivia-Argentina-Venezuela seguirá siendo una quimera.

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