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El futuro nos depara una crisis tras otra y aún no inventamos un remedio

El nudo gordiano de la economía

Ariel Zúñiga

Miércoles 18 de junio de 2008, por Ariel Zúñiga

Despejemos algunos mitos: primero, cada vez que hablamos de economía nos referimos necesariamente a un tema mundo aunque la contabilidad compartimentada nacionalmente nos hace caer en la trampa de ver al mundo como la suma de las partes; segundo, independiente de lo anterior es posible que algunos obtengan mejoras o prebendas sea por colocarse en el paraguas de una administración estatal exitosa o de algún grupo de presión; tercero, el crecimiento económico ni implica necesariamente desarrollo y además puede tratarse que no estemos evaluando rigurosamente los costos de producción; cuarto, es posible una crisis económica sin existir una crisis de producción y que además no redunde en una, la actual es un cabal ejemplo; el mercado es el sistema más eficiente de producción y distribución de bienes, y se basa en la disparidad de poder en los actores, la igualdad para ser tal debe ser política, económica y jurídica, pero no conocemos de un sistema económico que permita producir y distribuir igualitariamente.

Según el conocido aforismo la economía es el método que permite articular las necesidades ilimitadas del hombre y la escasez de los recursos. Pero las necesidades del hombre son tan limitadas como los recursos existentes no así su ambición que en algunos casos, no en todos, puede ser ilimitada. Me pregunto si defender esa apetencia desmesurada de algunos, indolente con la carencia de la mayoría, es un valor político posible de defenderse democráticamente; lo que ha ocurrido es que se menciona esa apetencia compulsiva de algunos como el motor de la economía por ser la única fuente de riqueza social, se dice que el creador lo hace para ganar dinero no por la satisfacción de la tarea cumplida.

Cuando la economía por el contrario ha intentado transformarse en un método de articular que cada uno aporte según sus capacidades y se provea según sus necesidades no hemos encontrado que las millones de decisiones de oferentes y demandantes deben ser sustituidas por las de otros – los burócratas – quienes custodian la igualdad de todos a fuerza de colocarse por encima de todos los demás.

Ambos sistemas de producción han sido ensayados e implementados históricamente y ninguno ha satisfecho las aspiraciones morales y políticas que pretendían custodiar, es más, el actual sistema capitalista desplegado mundialmente se fundamente tan sólo retóricamente en la democracia, en el liberalismo político y en la mejora progresiva – utilitarista- de la humanidad. No solamente es posible un capitalismo de mercado sin liberalismo político como bien lo ha demostrado en su momento Brasil, Chile y ahora China con elocuencia sino que se hace cada vez más difícil sustentarlo con prensa libre, libertad de asociación y de reunión.

Pero el nudo gordiano del capitalismo no está en las dificultades para legitimarlo ya que es posible simplemente proseguir indefinidamente con la producción simbólica de enemigos internos para capturar adhesión y comprar silencio e indiferencia. Es más, la internet no necesariamente conduce a que el conocimiento, la información y la opinión circulen libremente ya que el capitalismo no es un sistema en que libres oferentes se relacionan con libres demandantes sino que una relación de dominación ¿porqué esta dominación no se iba a replicar en la web? No es necesaria la censura para callar ni tampoco las bayonetas, esa es la mayor fortaleza del sistema actual y lo que se refuerza con la esterilidad de los proyectos que intentan destruirlo o transformarlo mediante la fuerza. La debilidad de capitalismo no radica en el exitoso precedente que puede exhibir, ni en el presente rebosante en alimentos y artículos de consumo; sino que no le ofrece un futuro a la humanidad a la estatura de los estándares actuales.

El capitalismo fue prolífico mientras se pensó que los bienes eran escasos pero existían reservas de insumos ilimitadas. Había poco petroleo extraído pero las reservas eran infinitas; la apetencia ilimitada de unos se correspondía a un progreso continuo lo que incentivaba la reproducción física de los habitantes sin control de modo que el producto generado por los hijos jóvenes sanos bastaba y sobraba para para las pensiones de los niños, los adultos mayores y los enfermos.

No sólo el petroleo se está acabando sino que el aire que contiene sus emisiones; el crecimiento sin control era el anhelo legítimo de todos los condenados por generaciones a ser pobres, una apetencia contenida que ahora está desatada. Aunque los africanos y americanos alimenten de mano de obra a Europa y a los EEUU, la producción de ambos no puede crecer de modo de universalizar su actual modo de vida, y el crecimiento desatado de China adelanta el reloj de un colapso ambiental y de una crisis mundial de carestía. Que no se nos olvide que la crisis actual es sólo especulativa: aún hay comida, aún hay petroleo, aún tenemos agua, suelos cultivables... aún tenemos esperanza.

La economía debe reformularse de modo estudiar de qué modo mantenemos inalterable la ecuación entre incentivos y desincentivos al mismo tiempo que universalizamos un sistema de vida más frugal que el actual que nos permita hacer sustentable la humanidad para todos, y que eso no implique un sistema opresivo peor al que ya tenemos o parecido a los burdos socialismos reales.

El capitalismo es exitoso porque consiste en la replica de la ley de la selva. Este barbárico modo de organización social contrasta con las sublimes creaciones de la humanidad. Es preciso tomar el control racional del mundo pero al mismo tiempo no podemos matar al paciente en aras de mejorarlo: La economía al igual que la medicina debe intervenir en la dinámica y la complejidad; y no puede guardar en el refrigerador a la humanidad mientras se encuentra la cura.

Los objetivos políticos liberales lejos están de ser universales y su único modo de pervivir se encuentra en su materialización; que dejen de ser una retórica es la única defensa adecuada que se puede hacer de ellos puesto que hoy se encuentran severamente amenazados.

En otros tiempos con razón pensábamos que una crisis económica mundial le daría la oportunidad a un sistema más justo; hoy con razón pensamos en todo lo contrario: Mientras no tengamos un sistema de respaldo que podamos defender las crisis sólo auguran muertes y el desmantelamiento de la fachada liberal de primer mundo que mucho nos confunde pero que también nos inspira.

responsabilite

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