Portada del sitio > Español > Global > La (i)relevancia de la verdad

El pecado es mentir mal

La (i)relevancia de la verdad

Ariel Zúñiga

Martes 20 de julio de 2010, puesto en línea por Ariel Zúñiga

Gramsci distingue entre política y diplomacia. La política es la acción colectiva dirigida a producir cambios; la diplomacia, la administración de lo existente.

Tal división es consistente con la que realizan otros teórico políticos entre faz agonal y arquitectónica, o periodos de crisis y de estabilidad como diría Wallerstein sirviéndose de Prigogine.

La diplomacia depende, como un yonqui de la heroína, de la mentira. Sea la diplomacia propiamente tal, la relación entre los estados, o la gramsciana, la administración lampedusiana de lo existente. En un juego de póquer, la mentira, la especulación, la ostentación, el “bluff” no están prohibidos; lo imperdonable es ser sorprendido. Desde esta óptica no es reprobable el mentir sino el delatarse en la mentira.

El problema que se vive en nuestro país es que la actividad propia de los tribunales y despachos burocráticos, que se extienden a la política cuando es mera diplomacia, se ha extendido a la sociedad toda. Se ha universalizado la practica normal de la mentira hasta ámbitos impensados, e incluso opuestos a los fines de algunas instituciones al punto de desnaturalizarlas. Me refiero en especial a la prensa.

Bill Clinton en su affair con la becaria Mónica Lewisnky se enfrentó a un problema crucial, con la prensa y la sociedad estadounidense. Algo similar aunque con consecuencias más graves llevó a Nixón a la renuncia. Tanto Clinton como Nixon no fueron juzgados públicamente por lo que hicieron (mantener relaciones sexuales con la becaria y espiar a la oposición respectivamente) sino por negar estos hechos al ser inquiridos por la prensa.

En nuestro país, en cambio, mentir dentro de la política (por ejemplo Escalona con Juan Antonio Gómez cuando se pelearon y simularon una superación del incidente) o fuera de ella, como cuando las autoridades nos ocultan la verdad pública y notoria, la eluden o lisa y llanamente nos mienten, como el caso del subsecretario de deportes Gabriel Ruiz Tagle.

El rol que ha adoptado nuestra prensa ha sido el de reprobar el modo torpe en que se ha mentido en vez que ir sobre los hechos o sobre lo inadmisible que debiesen ser las declaraciones mentirosas.

Cada vez que una autoridad emite declaraciones falsas se emite un juicio sobre los “errores comunicacionales” en que se incurrió pero no existe un reproche público, al menos por nuestros medios oficiales, respecto de la mentira.

Se trata de un asunto que no nos interesa, sólo se juzga la verosimilitud más no la veracidad, como si la actividad estatal o el destino de nuestros impuestos fueran tramas de un espectáculo, de un docureality llamado gobierno.

La verdad mancillada, sobrepasada en dictadura y nunca más rehabilitada, sirvió a la concertación para ocultar sus tropelías así como al gobierno actual para las propias.

La iglesia miente para salvar a sus “ovejas” descarriadas, descubiertas en actos de pedofilia, abusos sexuales, violaciones sodomitas, prostitución, trata de blancos, conspiración para ocultamiento de crímenes; miente para salvar a los torturadores y asesinos, para eludir las normas sobre derechos humanos. Y la prensa le presta oído, se presta para avalar esas mentiras, difuminarlas y servirlas a cucharaditas a las audiencias en vez que cotejar las declaraciones con los hechos. Una iglesia al borde de ser declarada organización ilícita deviene en autoridad moral para eludir a la justicia debido a que la prensa, en vez que trabajar para que emerja la normal falsedad de la diplomacia, funciona a tiempo completo como agencia de relaciones públicas de los poderosos, dedicada a blanquear sus antecedentes públicos, complementando sus mentiras con otras nuevas si es preciso.

El gobierno miente para salvaguardar sus evidentes conflictos de intereses y para vender gato por liebre con la excusa de la reconstrucción.

Miente la concertación haciéndose los sorprendidos, acongojados e indignados por las políticas de sus sucesores siendo que son la réplica de las suyas.

Todos mienten, cada uno para sí y para todos, es decir, para cuidar sus intereses y además seguir atormentando a la verdad.

Mienten los senadores que acusan a Venezuela de tener oscuros procesos democráticos cuando en nuestro país la abstención dobla la votación del actual presidente. Mienten cuando acusan a Venezuela de no tener libertad de expresión cuando el presidente es dueño de Chilevisión y controlador de TVN y la Nación y todos los diarios escritos son de derecha.

Mientras los opinadores profesionales en vez que realizar lo que debe hacer todo ciudadano, empezando quién dispone de un medio de expresión, por más modesto este sea, que es cotejar las declaraciones de las autoridades con sus actos y con los hechos, se limitan a dar recetas de cómo mentir mejor, convalidar las mentiras o, en los casos extremos, indignarse hipócritamente, mintiendo, por lo mal mentirosos que han sido aquellos que se les paga por mentir bien.


Violencia y Control Blog

Ilustraciones de Fiestoforo

Las opiniones expresadas en los artículos y comentarios son de exclusiva responsabilidad de sus autor@s y no reflejan, necesariamente, los puntos de vista de la redacción de AlterInfos. Comentarios injuriosos o insultantes serán borrados sin previo aviso. AlterInfos es un medio de comunicación plural con enfoque de izquierda. Busca difundir informaciones sobre proyectos y luchas emancipadoras. Los comentarios apuntando hacia la dirección contraria no serán publicados aquí pero seguro podrán encontrar otro espacio de la web para serlo.

Portafolio

¿Un mensaje, un comentario?

moderación a priori

Este foro es moderado a priori: su contribución sólo aparecerá una vez validada por un/a administrador/a del sitio.

¿Quién es usted?
Su mensaje

Para crear párrafos, deje simplemente líneas vacías.