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AMÉRICA CENTRAL - El sombrío aparato de poder de los vip de la globalización

José Carlos Bonino

Lunes 21 de marzo de 2011, puesto en línea por José Carlos Bonino

A San Salvador, capital del país centroamericano, todas las mañanas el centro de la ciudad viene invadido por una marea de vendedores ambulantes, que ocupan las calles entre pobreza, pregones y comercios mas o menos legales. Mientras el carnicero descuartiza la carne al pie de la iglesia en estilo colonial, en la calle de enfrente, al lado de la sucursal del banco nacional, se improvisa un restaurante de platos típicos, ancho cuanto la acera. El centro histórico y este mercado improvisado se funden como uno solo, sumergido en una multitud ondeante que se mueve como al ritmo de un viejo bolero popular salvadoreño.

América Central es lugar de contrastes y armonías; de rápidos cambios de ruta, de revoluciones, insurrecciones populares y golpes de estado.

El de Honduras en junio del 2009 ha constituido una neta división en la geografía política de la región y del entero continente, han golpeado con precisión en la parte mas débil de los gobiernos de izquierda del continente latinoamericano. Una clara advertencia a los gobiernos progresistas o de signo opuesto a los intereses del vecino del norte.

Una confrontación abierta entre la Alternativa Bolivariana para los pueblos de América y sus alter-egos, la influencia norteamericana directa con la creación de la IV flota de la marina de los Estados Unidos, la instalación de bases militares en Colombia y Panamá que en total suman veinte en Latinoamérica [1] e indirectamente junto a Europa con sus tratados de libre comercio, agencias de desarrollo, ong’s y transnacionales. Dos modos opuestos de concebir el comercio internacional, la cooperación y la solidaridad entre los pueblos. De las ventajas comparadas de los tratados de libre comercio a las ventajas cooperativas de el Alba que tienen en consideración las asimetrías entre las diferentes economías y promueven el desarrollo de proyectos sociales para los mas vulnerables.

Desde el 2006, luego al regreso al poder en Nicaragua de los sandinistas de Daniel Ortega, había comenzado una onda de cambios y de gobiernos menos neoliberales y pro-empresariales, los que desde los años ochenta habían tomado en mano las redes de la política y de la economía, convirtiendo el entero sistema funcional a la acumulación de la riqueza en pocas manos. Nada nuevo para el olvidado Centroamérica, una de las regiones mas desiguales en el mundo, pero como se ha visto en su historia, si el cabestro viene ajustado por mucho tiempo, la pobreza extrema explota en las calles, en una mezcla de manifestaciones de protesta, llantas quemadas, bombas lacrimógenas y en los periodos mas radicales de la historia centroamericana movimientos de liberación seguidas de represión y muerte.

La historia no oficial del último siglo nos cuenta de los inicios de los años treinta, cuando dos lideres campesinos, Augusto Cesar Sandino en Nicaragua y Farabundo Martí en El Salvador, guiaron los levantamientos que explotaron como respuesta popular al empobrecimiento que trajo consigo la crisis del veintinueve. Ellos, fueron medio siglo después, los inspiradores de los movimientos revolucionarios de los años ochenta.

Esta segunda ola de luchas por la emancipación fue catalizada por la crisis de la deuda de los años ochenta que ajustó una vez mas el cabestro. Esta indigestión social terminó con la insurrección popular de los nicaragüenses en el 1979, que dejaba detrás de si, medio siglo de dictadura somozista, además de los conflictos internos en Guatemala y El Salvador. Diez años después concluyo la revolución sandinista en coincidencia con la caída del muro de Berlín y venían aviados los acuerdos de paz con el Farabundo Marti para la Liberación Nacional en El Salvador y con la Unión Nacional Guatemalteca en el norte del istmo centroamericano. Costa Rica fungió de mediador en los conflictos entre los estados nacionales y los movimientos de liberación, mientras Honduras sirvió desde el 84 al 89 de porta aérea de la Cia en la guerra reaganiana de baja intensidad contra la revolución sandinista.

Del noventa, con la imposición/aceptación del consenso de Washington a los pequeños países centroamericanos, una serie de diez mandamientos de política económica fueron puestos en practica acríticamente por los gobiernos al poder, privatizado el estado social y de consecuencia aumentando la pobreza.

La globalización neoliberal, la modernización o transición democrática que se quiera llamar, ha creado en este rincón del mundo, un sombrío paisaje político. Este, si visto desde arriba aparece como un complejo diseño de ingeniería social constituido por estrechos archipiélagos de inclusión entre bastos espacios de exclusión y ha dado a la luz a dos grandes sujetos de poder. Están los súper-ricos, los megaproyectos [2] las grandes transnacionales y en la orilla opuesta los empobrecidos, expulsados hace tiempo ya del contrato social, socialmente invisibles, vivos en régimen de muerte civil.

En la otra orilla, de la ribera del poder el triangulo de los VIP de la globalización, conformado por diez familias [3] estos últimos estrechamente ligados a los bancos privatizados con el consenso de Washington. Es una clase político-empresarial financiera de dimensiones regionales, con una particular cohesión, con negocios intrarregionales y bien vinculada a las cien transnacionales.

Esta cúpula se coloca y maniobra la política por encima de las políticas nacionales. Luego una zona gris en la geografía del poder y mas allá los actores fácticos: sujetos sin poder formal pero con grandes influencias de hecho. De ellos se dice poco y es mejor no hablar.. en los últimos años son tantos los periodistas y los investigadores que han sido secuestrados, amenazados de muerte o simplemente hechos desaparecer. Las investigaciones académicas y las averiguaciones periodísticas llegan hasta la zona gris y pocas veces meten pie, una zona en la que los reflectores de la legalidad y la vida publica se apagan y el estado de derecho se desdibuja. Ahí los empresarios se convierten progresivamente en actores fácticos dando vida a una frontera turbia, zurcida provisionalmente por una serie de prestanombres que hacen perder los rastros de los negocios menos legales.

El Istmo, estrecho entre dos narco-estados (Colombia y México) se encuentra a lo largo de la arteria del trafico de cocaína, mientras tanto el lavado de narcodólares inicia en el paraíso fiscal de Panamá City y absorbe los narcodólares para luego distribuirlos en la economía del Istmo por medio de los 26 grupos económico-financieros [4] entrelazados a los bancos privados, y de allí los narcodólares se irradian, circulando por las economías hasta llegar a las mas comunes transacciones cotidianas

El cordón umbilical que une a estos dos sujetos de poder tiene su matriz histórica en el fracaso de los acuerdos de paz (1992 en El Salvador, 1996 en Guatemala), escenario que tuvo su continuidad en una serie de auto-amnistías, la impunidad difusa y que con el tiempo ha creado una especie de cordón sanitario alrededor de los victimarios, domesticando todos los intentos de búsqueda de justicia y de consecuencia incitando la corrupción y debilitando aún mas las estructuras estatales, ya debilitadas por el consenso de Washington. Pero no es tan simple como parece o al menos pecaría de ingenuidad si lo simplificaría a este punto.

Teniendo en cuenta que hoy la política es la sombra que los grupos de poder proyectan sobre la sociedad (como afirma John Dewey) el estado nacional con la complicidad de los políticos locales después del 1989 ha sido debilitado irregularmente. Se ha fortalecido para estar en grado de disciplinar su debilidad y se ha vuelto débil porque funcional al sistema.

Fuerte en reforzar los mecanismos de acumulación y la privatización de la economía, promoviendo leyes en los diferentes países con este objetivo. Débil, en renunciar a frenar la crisis del contrato social [5], situación que ha expuesto enteras poblaciones ya vulnerables a la fuerza centrifuga de la globalización, empujándolas sin pasaje de regreso a un estatus de post-contractualismo.

Débil porque ha promovido el desmantelamiento del estado social, transformando en business muchos de los servicios básicos semi-gratuitos.

Fuerte al modificar la imposición fiscal a favor de los mas ricos y en favorecer las inversiones a los amigos de los gobiernos de turno (las 100 transnacionales).

Débil al dejar entrar en sus sistemas jurídicos las leyes de los tratados comerciales modificando de consecuencia las leyes domesticas respondiendo solo a sus intereses.

Fuerte tanto en el abandono estatal de los pequeños productores agropecuarios en el campo, pieza fundamental para la autosuficiencia alimentaria, cuanto en la desprotección de la pequeña industria artesanal familiar en las ciudades, dejando en quiebra los artesanos y la microempresa.

Débil y miope al no percibir la infiltración de las redes de narcobussines en todos los cuerpos de policía de los países centroamericanos (de los que se salva solo Nicaragua) al mismo tiempo que al no buscar de esclarecer los crímenes de guerra de los años ochenta y reconstruir la memoria histórica. Inconsistente en el contraste de la impunidad y desatento en el dejarse escapar de las manos el monopolio de la violencia, que ha pasado progresivamente de mano a los actores fácticos.

La impunidad es hoy el punto de flexión que permite a las redes criminales de aumentar su poder de infiltración, utilizando de almacén operativo las estructuras exmilitares en excedencia luego a la desmovilización que siguió a la firma de la paz. El monopolio de la violencia en mano a este nuevo sujeto de poder, al margen del estado de derecho, utiliza la para-política como lenguaje y los paramilitares como brazo armado. La impunidad es su salvoconducto, empresarios limpios y sucios se mezclan en negocios, mientras las auto-amnistías convierten aséptico el todo en un mecanismo del que se ve solo el inicio.

En Guatemala y en Honduras in primis, con menor intensidad en el Salvador y poco menos en Nicaragua y Costa Rica.

Una pregunta me viene espontánea.. Cuánto estas diez familias, los 26 grupos económico-financieros y los bancos están ligados al narcotráfico y al lavado de narcodólares en Centroamérica? Cuál es el porcentaje de su riqueza que se contamina -más allá de los prestanombres- con este negocio y cuanto los gobiernos están involucrados en estos negocios con la cúpula de los VIP de la globalización?

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