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22 de marzo, Día mundial del agua

Cerca de 1,5 millones de niños mueren al año por falta de agua potable

Sylvia Ubal

Miércoles 26 de marzo de 2008, puesto en línea por Barómetro Internacional, Sylvia Ubal

El agua igual que el aire era considerado un bien libre, para diferenciarlo de los bienes económicos, y que era un recurso inagotable. Con el paso del tiempo, tanto el agua potable como el aire limpio se han convertido en bienes escasos y costosos. Por ello, el aprovisionamiento del agua potable y la reducción de las emisiones de CO2 a la atmósfera se cuentan entre las mayores prioridades de la comunidad internacional.

La Asamblea General de las Naciones Unidas consagró el 22 de marzo como el Día mundial del Agua, mediante la Resolución A/47/193 del 22 de diciembre de 1992 movida por la preocupación de que cada día se dispone menos del preciado líquido y el acceso al mismo.

El agua, en sus múltiples dimensiones y usos, es un elemento fundamental para la vida humana y natural, sin embargo, el agua es utilizada como un recurso susceptible de ser comercializado a través de las políticas de privatización y concesión del recurso.

Este año, la Organización de las Naciones Unidas ONU propone centrar nuestra atención en la falta de saneamiento básico, que hoy es inaccesible para cerca de 2.600 millones de personas, equivalentes al 40% de la población mundial. Según datos de la misma (ONU), cerca de 1,5 millones de niños mueren por año en el mundo como consecuencia de la carencia de agua potable.

Datos de UNICEF señalan que más de 5 millones de personas mueren cada año por enfermedades atribuibles a la falta de agua potable y en América Latina y el Caribe la segunda causa de mortalidad infantil, después de las enfermedades respiratorias, es la diarrea causada por la falta de saneamiento básico e higiene lo que equivale a diez veces más el número de muertos a causa de guerras en el mundo. Igual que ocurre con el impacto del cambio climático, se ha podido establecer el efecto negativo, en ocasiones irreversible, de la carencia de agua sobre el normal desarrollo cerebral en la niñez (entre los cuatro y los siete años).

Hoy el agua potable dejó de ser un recurso renovable, dado que su disponibilidad es cada vez más pequeña y está expuesta a su progresivo agotamiento. En ello han influido notoriamente por un lado el cambio climático y la demanda desmedida para distintos usos del agua, que crece en proporciones geométricas.

El agua se vislumbra como el mayor conflicto geopolítico del siglo XXI, ya que se calcula que en menos de 20 años, la demanda será más de un 50% superior al suministro.

Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF) advirtió recientemente que la crisis del agua, era vista tradicionalmente como un problema de los países pobres, y ahora se agudiza en los países más ricos, como Australia, España, y algunas regiones del Reino Unido, Estados Unidos y Japón. Y que cada país, se vive realidades muy diferentes y tan indispensable para nuestra vida, la escasez de agua se ha convertido en "una crisis auténticamente mundial".

El consumo de agua en el mundo aumentó seis veces entre 1900 y 1995 -más del doble de la tasa de crecimiento de la población y continúa aumentando a medida que se incrementa tanto la demanda doméstica como industrial y sobre todo la agrícola.

Según Frank Rijsberman, director general del Instituto Internacional de Manejo del Agua con sede en Holanda “la demanda del vital liquido se va a duplicar para el año 2050, y que cada nación incluya en su Constitución que el agua es una fuente de vida, y que es un derecho de todos y no debe utilizarse como mercancía. Y hay que añadir el mal uso indiscriminado del recurso contaminando ríos y cuencas hidrográficas, y que se utiliza como parte, para actividades mineras, petroleras e hidroeléctricas, generaron graves e irreversibles problemas ambientales.

En América Latina se cuenta con enormes reservas hídricas. Sin embargo, esta parte del continente muestra uno de los mayores índices mundiales de consumo por habitante, esencialmente a causa del uso agrícola-forestal y minero y a no existir, ni ser inculcada por los Estados, una verdadera cultura del buen uso del agua.

Miles de empresas beben de forma gratuita el agua de nuestros ríos y luego botan en ellos toneladas de productos altamente contaminantes. Miles de toneladas de venenos herbicidas son arrojados en los campos sojeros y en las tierras que han sido deforestadas para plantar los pinos y eucaliptos, venenos que infectan las napas y los ríos de donde proviene el agua que luego beberemos.

Cada vez mas son los graves problemas que enfrentamos y enfrentaremos por la escasez de agua potable. Pero lo más preocupante es que estos recursos están siendo privatizados y, cada vez más, controlados por grandes multinacionales, perdiendo los Estados la capacidad de establecer políticas de inversión para mejorar su distribución y accesibilidad mas allá del puro interés económico.

Los recursos vitales, como el agua, se han convertido en una mercancía más, y por la que para consumirla hay que gastar más de lo que cuesta un litro de leche o una bebida gaseosa y hasta una cerveza. El vital líquido antes público se ha convertido en marcas con una enorme variedad de logotipos y puede convertirse en una mercancía y venderse al mejor postor, el acceso al agua potable es un derecho humano fundamental y cada generación debe intentar asegurar su sostenibilidad.

Las trasnacionales se apropian de la reserva de agua de Argentina

Según Gustavo Spedale Integrante de la Coordinadora Córdoba en Defensa del Agua y la Vida (CCODAV) y en un articulo de la prensa publicado en Argentina, dice que “Los señores de la guerra; La familia Bush, con Jeff Bush (ex gobernador de la Florida) la persona mas visible; Ronald Krongold; La familia cubana-norteamericana Fanjul; Los chilenos Paulmann, y George Soros entre otros, han decidido intervenir en el negocio del agua a través de dos sociedades, H2O Sur y Protein Plus, para comercializar agua potable Premium, made in Argentina, marca Patagonia Valley Organic & Gourmet S.A.

“El proyecto consiste en extraer agua potable de las napas, a las tierras compradas de una antigua estancia de la provincia de Córdoba, Argentina mas precisamente en la localidad de Río IV donde tienen declaradas ya 5.000 hectáreas como propiedad del grupo Bush. Las ganancias y subsidios multimillonarios que viene obteniendo la transnacional Suez y su controlada Roggio se le ha renovado la prorroga del contrato hasta el año 2027 para el abastecimiento de Agua de la Ciudad Capital.

Spedale afirma que: “El negocio consiste en cargar en grandes tanques (contenedores) y exportarlas a Escocia, país en el que el producto se envasa y se exporta a toda Europa para ser comercializada como agua potable Premium, made in Argentina bajo la marca Patagonia Valley Organic & Gourmet S.A. Las botellas se venden en grandes y sofisticados negocios, donde el producto puede pagarse hasta 15 euros por unidad. Es decir los Bush y compañía, extraen el agua a granel de los Argentinos transformando en “agua Premium” para Europa, Estados Unidos, Japón o Emiratos Árabes”.

Este es un verdadero saqueo de las transnacionales ya que el agua embotellada, permite obtener ganancias mayores a las que se obtienen por petróleo. Constituyéndose en el negocio más rentable, menos controlado y regulado del mundo, en crecimiento y ventas que generan grandes ganancias de billones de dólares.

El mercado de aguas embotelladas, en Argentina esta en mano de las Transnacionales, dominado por dos empresas: Aguas Danone de Argentina S.A con el (53%) del mercado y Nestlé Waters (30%), mientras que Nestlé posee Eco de los Andes, Nestlé, Pureza Vital y Glaciar, entre otras. Participan también del mercado, las empresas Coca-Cola, Garbín y Pritty.

Además de este proyecto ya en marcha de los Bush se le agregan otras: la extranjerización de la tierra, que con la complicidad de los gobernantes permiten que en Argentina; “La familia italiana Benetton”, se apropie de 10 mil kilómetros cuadrados de la Patagonia; El multimillonario “filántropo ecologista” Douglas Tompkins, posee 4.500 kilómetros cuadrados en el sur del país y otros miles mas sobre el acuífero Guaraní (225.000 hectáreas de los humedales que conforman los esteros del Ibera), bajo fachadas de fundaciones, que dicen preservar el agua y la ecología (fundaciones Vida Silvestre y Eco), inspirados bajo un común denominador, el “valor agua” presente y a futuro.

Como dijo Eduardo Galeano “Debemos defendernos juntos, para que no nos roben el agua. El agua, cada vez más escasa es privatizada, y está en manos de las grandes corporaciones multinacionales. (De aquí a poco, si seguimos así, también privatizarán el aire: por no pagarlo, no sabemos valorarlo y no merecemos respirarlo). Para que el agua siga siendo un derecho, y no un negocio, una población desprivatizó el agua en la región boliviana de Cochabamba. Las comunidades campesinas marcharon desde los valles y bloquearon la ciudad. Les contestaron a balazos. Pero a la larga, después de mucho pelear, recuperaron el agua, el riego de sus sembradíos, que el gobierno había entregado a una corporación británica. Esto ocurrió hace un par de años”.

Galeano alerto que, es imprescindible “Defendernos juntos: hablando de agua, como ejemplo. Que el petróleo mueve la sociedad de consumo, como se sabe, y, como también se sabe, tiene malas costumbres, entre otras manías, se le da por derribar gobiernos, provocar guerras, intoxicar el aire y pudrir el agua.”

El mundo debe adoptar una postura clara, con principios bien definidos, para detener la devastación de los sistemas hidrográficos, si queremos preservar la vida en el planeta Tierra, necesariamente debemos comenzar por salvar el agua. Debemos luchar para que el acceso este vital líquido, con la cantidad y calidad suficientes para la vida, se reconozca como un derecho constitucional humano y social, indivisible e imprescriptible, para que este sea tratado como un bien común, ya que pertenece a todas las especies vivientes del planeta, los ecosistemas deben ser considerados bienes comunes de la Humanidad.

Comencemos todos por entender, que ese vaso de agua que hoy bebemos, para más de 1.000 millones de personas en el mundo, es una utopía, que ese aseo diario al que accedemos casi sin darnos cuenta, un 40% de la población mundial no puede obtenerlo. Y más aún, que es muy posible, que si no hacemos algo al respecto, nuestros hijos, a nuestros nietos o a nosotros mismos, sufriremos estas mismas consecuencias en algunos años.

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