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CUBA - El Nuevo Plan de Bush para Cuba (por Wayune S. Smith, Rebelión)

Lunes 17 de julio de 2006, puesto en línea por Manuela Garza Ascencio

Rebelión - En mayo de 2004 la Comisión para la Ayuda a una Cuba Libre del gobierno Bush publicó un informe de casi 500 páginas que parecía llegar a la conclusión de que el gobierno de Castro estaba prácticamente al borde del colapso. Unos cuantos empujoncitos más -una pocas emisiones más de Radio Martí, una cuantas denegaciones de visados de viaje más, y un poco de apoyo a unos pocos disidentes - y todo habría acabado. El informe parecía sugerir que entonces llegaría Estados Unidos y demostraría a los cubanos cómo hacer funcionar bien sus escuelas, cómo hacer que sus trenes circulen puntuales y hacer que sus cosechas crezcan de forma más eficaz. Hasta tal punto se consideraba una operación dirigida por Estados Unidos que en julio de 2005 se nombró un coordinador de transición estadounidenses.

Un observador escéptico señaló entonces que en el caso de Iraq el gobierno Bush antes de nombrar un coordinador de transición al menos había esperado hasta invadir y ocupar el país. En este caso, ¿significaba su nombramiento que Estados Unidos también pretendía invadir Cuba? Y en caso negativo, ¿qué se suponía que iba a hacer el coordinador de transición en su despacho del edificio del departamento de Estado? A día de hoy sigue sin estar claro.
Quizá lo resuma mejor la reacción del Secretario General de la OAS, el general José Miguel, ante la idea de un coordinador de transición estadounidenses para Cuba: "Pero no hay transición", declaró, "y no es su país".

De hecho, el plan de transición presentado en 2004 tenía un tono tan "made-in-the-USA" que fracasó en Cuba. Ni siquiera los cubanos que discrepan con el gobierno de Castro querrían que Estados Unidos les dijera cómo debían dirigir su país. Dirigentes de los disidentes consideraron que el nuevo enfoque era contraproducente. Por ejemplo, Elizardo Sánchez, de la Comisión de Derechos Humanos y Reconciliación Nacional, señaló que la política estadounidense anunciada en 2004 "tenía un efecto que era exactamente el contrario del deseado".

Los obispos católicos de Cuba también discrepaban con el enfoque estadounidenses y afirmaron que sus medidas "amenazaban tanto al presente como al futuro de nuestra nación".

Muchos cubanos tampoco estaban de acuerdo con que tuvieran que renunciar a la sanidad y educación gratis, y a otros servicios proporcionados por el gobierno.

El nuevo informe

La Comisión ha publicado ahora un nuevo informe, en una ceremonia celebrada el 10 de julio y presidida por la secretaria de Estado Condoleezza Rice, el secretario de comercio, Gutiérrez, y el coordinador de transición, Caleb McCarry. Resulta muy interesante el que, quizá como respuesta a la acusación de que el primer informe no era sino un plan estadounidense de ocupación, el nuevo insiste en que su propósito es, en cambio, ofrecer ayuda a los cubanos en la isla. Insiste en que las soluciones deben venir de ellos. Estados Unidos únicamente está dispuesto y deseoso de ayudar sus iniciativas. Pero una vez dicho esto, el informe continua página tras página recomendando acciones, desde reorganizar la economía y el sistema educativo hasta la celebración de elecciones multipartitas - ¡siempre que, por supuesto, los cubanos en la isla quieran hacerlo!!

Y es tan poco real y se insiste tanto en la premisa básica, la de que el régimen está al borde del colapso, en el nuevo informe como en el viejo. Han pasado dos años y más que colapsarse, la economía cubana ha dado fuertes muestras de robustecerse. Hasta la CIA le reconoce un índice de crecimiento del 8%. Cuba ha establecido ahora nuevas y vitalmente importantes relaciones económicas con Venezuela y China, y hay indicios de un importante campo petrolífero en la costa norte, para el que varios países están solicitando permisos de prospección. Las cosas parecen mejorar, no empeorar.

Sin embargo, en el nuevo informe no hay indicios de ello. Al contrario, afirma:"la malnutrición crónica, el agua potable contaminada y las enfermedades crónicas no tratadas sigue afectando a un importante porcentaje del pueblo cubano". Y, por supuesto añade que "las condiciones no mejorarán mientras Fidel Castro permanezca en el poder".

No importa que los índices de Naciones Unidas indiquen sistemáticamente que la población cubana es considerablemente más sana que la de los Estados vecinos, incluyendo el territorio estadounidense de Puerto Rico -una de las razones es que disponen de un sistema sanitario gratuito. También es interesante destacar que la esperanza de vida para los cubanos es ¡cinco años mayor que la de los afro-americanos!

Fondos desviados para Injerencias Internacionales

Sean cuales sean las ganancias de la economía cubana, el informe insiste en que no se emplean para el pueblo cubano sino para intenciones nefandas. "Los ingresos no se emplean para beneficiar al pueblo cubano", insiste el informe, "sino que se desvían para mantener el aparato represivo de seguridad del régimen y financiar las políticas intervencionistas y desestabilizadoras de Castro en otros países del hemisferio. Las injerencias internacionales del régimen de Castro se hacen a expensas de las necesidades del pueblo cubano".

En primer lugar, de ser esto así, si los fondos se hubieran desviado de forma tan generalizada, los cubanos ya no disfrutarían de sanidad y educación gratuitas, y otros programas de bienestar social se habrían colapsado hace tiempo. El que no lo hayan hecho es una prueba de que las afirmaciones del informe son falsas. Más aún, éste no da ejemplo alguno de estas " injerencias internacionales " hacia las que se supone que se canaliza un parte tan inmensa de la economía cubana. Se han enviado médicos cubanos a muchos otros países, incluyendo Guatemala y Haití, además de Venezuela y Bolivia. En cada ocasión se ha elogiado su excelente y desinteresada asistencia. Si éstas son las injerencias a las que se refiere el informe, debería haber más. Si no lo son, entonces el informe debería ofrecer ejemplos de las acciones intervensionistas a las que hace referencia.

Evitar la sucesión

Según la constitución cubana, cuando Castro salga de escena será sustituido por el vice-presidente. En este momento éste es Raúl Castro. Dentro de esta nueva estructura dirigente y de la sociedad cubana habrá muchos que defienda reformas económicas y políticas -lo mismo que habrá otras voces opuestas.

Sin embargo, el principal objetivo del nuevo plan de la Comisión de Bush es evitar completamente la sucesión y hacer un llamamiento a los ciudadanos cubanos y a la sociedad internacional para que rechacen al gobierno que vaya a reemplazar a Castro según la constitución cubana e insistan, por el contrario, en un gobierno completamente nuevo. Pero no parece que ni el pueblo cubano ni la comunidad internacional vayan a oponerse de una manera tan frontal al régimen sucesor. El cambio, por el contrario, debe llegar lentamente y como resultado de un proceso interno, no como resultado de una fórmula impuesta desde fuera -y, desde luego, no impuesta por Estados Unidos. Como afirmaba hace unas pocas semanas Oswaldo Paya, uno de los principales dirigentes disidentes, como anticipación a la publicación de este segundo informe: "No aceptaremos programas de transición hechos fuera de Cuba".

Medidas para bloquear la sucesión

Tal como se afirma en el nuevo informe de la Comisión, el objetivo del gobierno Bush es tratar de que "la estrategia de sucesión del régimen de Castro no tenga éxito", pero las medidas propuestas para alcanzar este objetivo son tan inadecuadas como las propuestas hace dos años para acabar con el gobierno de Castro.

Incrementar los programas de radiotelevisión

Por ejemplo, el nuevo informe apela a que se incrementen los programas de Radio y TV Martí y una expansión de los programas de un tercer país. Pero los programas ya realizados en los dos últimos años, de uno u otro tipo, no han tenido ningún efecto apreciable en la opinión pública. Es probable que la mayoría ya no lo tengan.

Apoyo a disidentes y a la sociedad civil

El informe de hace dos años hacía un llamamiento a apoyar a los disidentes y a los representantes de la "sociedad civil" como un medio de enfrentarse al gobierno. El nuevo informe hace el mismo llamamiento e incluso otro para que se establezca un fondo de 80 millones de dólares para aumentar este apoyo. Pero en un informe reciente citábamos a un disidente en la isla que resumía el efecto de este apoyo: "La buena noticia es que la mayoría de este dinero permanece en Miami; la mala noticia es que hace aún más difícil nuestra oposición".

Lo que quiere decir es que el dinero, supuestamente parte de él, se ha dado a las organizaciones en Miami para que se pasen a los grupos en Cuba, pero que llega poco: se queda en las manos de quienes están Miami. Más aún, cuando Estados Unidos afirma que su objetivo es derrocar al gobierno de Cuba y entonces afirma que uno de los medios para lograrlo es proporcionar dinero para los disidentes cubanos, en realidad los sitúa en la posición de ser los agentes pagados por una potencia extranjera que busca derrocar a su gobierno. Inevitablemente esto los sitúa en una posición aún más diferente y limita severamente su efectividad.

Ahora esto no será ahora menos cierto que en el pasado. En resumen, no es probable que los nuevos fondos tengan un impacto mayor que el que tuvieron los anteriores, especialmente mientras, como decíamos antes, muchos de los propios disidentes no estén de acuerdo con el plan de acción de Estados Unidos. Por ejemplo, habría que indicar que uno de los principales disidentes cubanos, Oswaldo Paya, publicó el 1 de julio un artículo de opinión en The Washington Post enfatizando que los cubanos quieren mantener su derecho a la sanidad y educación gratuita -lo que discrepa con las recomendaciones del informe original de la Comisión. Paya también ha afirmado que desea que acabe el embargo estadounidense y que se permita a los estadounidenses viajar a Cuba, un postura que ha puesto furiosa a la línea dura de los exiliados en Miami.

Restringir los viajes

Hace dos años se introdujeron medidas para cortar drásticamente los viajes de estadounidenses y especialmente de los cubanos-estadounidenses, y restringir los envíos de dineros y entregas de paquetes. Afirmando que las medidas han tenido un gran éxito, el nuevo informe pide que se endurezca su implementación. Pero mientras que las nuevas restricciones a los viajes de estadounidenses y de cubanos-americanos a la isla han reducido, por supuesto, los ingresos procedentes de esta fuente, los ingresos totales procedentes del turismo no se han reducido ya que los canadienses, europeos y latinoamericanos (especialmente venezolanos) han seguido viajando en cantidades cada vez mayores.

Por otra parte, éste es un problema que tiene varias dimensiones. Por ejemplo, durante mucho tiempo ha sido un artículo de fe que la mejor forma de que llegue al extranjero el mensaje de la democracia estadounidenses era a través de los viajes de ciudadanos estadounidenses. Entonces, el reducir sus viajes a Cuba ¿no funciona para objetivos distintos del principal de alentar un cambio en Cuba? Y es una pregunta abierta si el dolor causado a las divididas familias cubano-estadounidenses merece los pocos millones que se le niegan al gobierno cubano.

Denegar la ayuda al Concilio Cubano de Iglesias

Se exigen nuevas medidas, incluso contra las iglesias cubanas, al hacer más estricta la legislación sobre la exportación de artículos humanitarios para asegurar que las exportaciones no se hacen a entidades que "son organizaciones administradas o controladas por el régimen, como el Concilio Cubano de Iglesias". A esto sigue la denegación de visados a varios miembros del Concilio Cubano de Iglesias, que el gobierno de Bush insiste están administradas por el gobierno cubano. Como rebatía acaloradamente una autoridad religiosa estadounidense: "en el sentido de que tienen que actuar según las normas establecidas por el gobierno cubano están ’controladas’, desde . Pero sugerir que el Concilio Cubano de Iglesias es simplemente un instrumento del gobierno es absurdo. Son autoridades religiosas legítimas cuya cooperación apreciamos extremadamente".

Sea como sea, las iglesias estadounidenses ya no podrán mandar ayuda humanitaria al Concilio Cubano de Iglesias, prohibición que el Servicio Mundial de Iglesias con sede en Estados Unidos está criticando enérgicamente.

Intento de controlar las exportaciones de níquel

Dado que las exportaciones de níquel son actualmente una importante fuente de ingresos para el gobierno cubano, el informe de la Comisión exige la creación de un grupo de trabajo inter-agencias del níquel cubano para endurecer las medidas para controlar las importaciones de sustancias o productos que contienen níquel (esto es, "¡nosotros no compraremos vuestro acero si existe la menor posibilidad de que contenga níquel cubano!") y otras medidas para desanimar a otros países de la compra de níquel cubano. En los últimos años estas tácticas se han intentado con muy poco éxito. No parece que vayan a tener mucho éxito ahora. De hecho, es más probable que causen una fuerte reacción negativa en la comunidad internacional.

Reacción del pueblo cubano ante los intentos de minar su economía

También debemos preguntarnos cómo espera el gobierno Bush que reaccione el pueblo cubano ante este llamamiento a tomar unas medidas cuyo único propósito es hacer un poco más difíciles sus vidas. ¿Se supone que tiene que estar agradecidos a Estados Unidos en caso de que sus políticas den como resultado nuevos recortes y estar, por tanto, dispuestos a apoyar su campaña contra su propio gobierno? No es probable. Al contrario, promover una mentalidad de asedio en Cuba solo puede actuar en contra de cualquier apoyo popular a la política de Estados Unidos.

El anexo secreto

No parece probable que funcionen las medidas para bloquear el proceso de sucesión discutidas en este informe -o, cuando menos, aquellas que se discuten abiertamente. Sin embargo, el informe contiene un anexo que se dice debe permanecer en secreto "por razones de seguridad nacional" y para potenciar al máximo sus posibilidades de éxito. Solo podemos imaginar lo que contiene este anexo. Sin embargo, dada la historia de las relaciones entre Estados Unidos y Cuba, es inevitable especular que contiene nuevas conspiraciones para asesinar a Castro (aunque esta vez puede ser Raúl) y nuevos planes de ataques de exiliados, si no directamente una acción militar estadounidense. Prácticamente no hay apoyo en la comunidad internacional a la política estadounidense respecto a Cuba. Las incertidumbres y sospechas resultantes de este anexo secreto probablemente lo reduzcan aún más.


Wayne S. Smith es actualmente un destacado miembro del Centro de Política Internacional [Center for International Policy] y posiblemente el observador más veterano de las relaciones EEUU-Cuba; ha sido un analista de Cuba en la Oficina de Inteligencia e Investigación del Departamento de Estado (1957-58), tercer secretario de asuntos políticos de la embajada estadounidense en La Habana (1958-61), director de la oficina cubana (1964-66), director de asuntos cubanos del Departamento de Estado(1977-79), y director de la Sección Habana de los Intereses de EEUU (1979-82).

http://www.rebelion.org/noticia.php?id=34733

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