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Geopolítica global

La teoría del caos y el sistema de la bicicleta

Miguel Guaglianone

Sábado 31 de julio de 2010, puesto en línea por Barómetro Internacional, Miguel Guaglianone

Hacer un análisis de la situación geopolítica mundial en este momento, implica enfrentarse a la complejidad de un sistema que parece hallarse en lo que los físicos y matemáticos llaman “estado caótico”. Los sistemas complejos o no lineales (y la realidad socio-política es uno de ellos) tienden a comportarse en estas circunstancias de una manera que no responde directamente al sistema habitual de causas y efectos, sino que los sucesos en su seno van dependiendo de secuencias que pueden verse aparentemente aleatorias, dónde mínimos estímulos iniciales son capaces de provocar grandes variaciones generales en todo el sistema (el Efecto Mariposa). En esas circunstancias, por definición, no resulta posible ninguna previsión lineal de los sucesos, y sólo pueden establecerse ciertas demarcaciones al estado general del sistema, las llamadas atractrices (o atractores extraños), que demarcan límites entre los que se encontrarán aquellos procesos que acaecen al sistema en su totalidad. En un lenguaje más llano, sólo es posible en estos casos acotar los márgenes dentro de los cuales podrán suceder las cosas, sin poder determinar en forma previa el curso particular de los eventos. Ésta es la impredictibilidad estructural de estos sistemas, establecida por la Teoría del Caos.

Así parece estar sucediendo con nuestra realidad mundial. La gran complejidad de los procesos socio-políticos globalizados, estrechamente interrelacionados e interdependientes, los vuelve por una parte altamente impredecibles y a la vez muy dependientes de sucesos y parámetros que a primera vista pueden parecer intrascendentes, pero que a la larga determinaran los resultados finales de los acontecimientos.

En estas circunstancias, para analizar la situación socio-política mundial, a lo más que podremos atrevernos es a establecer algunas de las variables en su seno y sus posibles efectos inmediatos, e intentar determinar entre qué límites el proceso general podrá desarrollarse.

La crisis económica mundial

La crisis económica que estallara en 2006 en los Estados Unidos como “burbuja inmobiliaria” y que arrastró en sus consecuencias a Wall Street y a los valores accionarios en todo el mundo, fue aparentemente la punta del iceberg de un proceso de crisis generalizada del sistema económico-financiero global, que desde entonces se ha ido haciendo cada vez más visible y en progreso. Este proceso va sufriendo algunas marchas y contramarchas, pero conservando una dirección de caída que aparenta convertirse (a pesar de sucesivos cantos de sirena del sistema mediático corporativo) en irreversible. Parte de la crisis se ha reflejado en un proceso de desvalorización progresiva del dólar, que amenaza constantemente con desplomar violentamente a todo el sistema económico mundial, basado en esta moneda. Entre sus particularidades podemos anotar el shock de las economías europeas, y el tambaleo, desvalorización y posible colapso del Euro, acontecimiento que parece haber estado bastante planificado, o por lo menos ampliamente estimulado por grandes intereses globales en función de proteger al dólar. Igualmente es destacable la trampa en la que se encuentra la economía china, la de mayor crecimiento del planeta, que tiene todas sus reservas en dólares (las mayores del mundo) y que ve constantemente como podrían esfumarse repentinamente, pero que no puede tomar acciones al respecto, porque cualquier intento de liberarse de esa dependencia de la moneda norteamericana tendría como consecuencia la inmediata aceleración de su caída y el fin del sistema económico global.

El receso de la economía del consumo

La crisis económica ha sido acompañada por una crisis de consumo en todo el mundo “desarrollado”. El crecimiento constante, imprescindible para el funcionamiento del sistema neocapitalista parece detenerse. El desempleo masivo en los países centrales ha seguido creciendo aceleradamente, acompañado de una masiva reducción de la producción y el consumo de bienes y servicios. En Norteamérica se ha traducido en un violento cambio de estatus económico de grandes mayorías, en Europa el mismo proceso está generando el colapso de los sistemas de seguridad social que fueran su orgullo y obligando a los estados a tomar medidas económicas dirigidas por el FMI, al mejor estilo de las que una vez fueron impuestas sin resultados dignos de mención, a las economías periféricas. El cierre generalizado de grandes industrias (uno de sus mayores ejemplos es la industria automotor norteamericana) ha sido más notorio en los Estados Unidos y se está haciendo extensivo rápidamente a la comunidad europea.

La huída hacia delante del complejo militar-industrial

Pero el sistema corporativo que constituye el verdadero poder mundial y cuya principal y única motivación es el lucro económico inmediato, no se conforma con esta situación que lleva a una recesión general y a una reducción de la producción industrial, base de sus ganancias. Si las masas de los países industrializados de occidente no pueden ya mantener un consumo creciente de productos y servicios, es necesario encontrar como mantener y aumentar la producción industrial. La respuesta la van a dar aquellos a quienes Dwight Eisenhower definiera como el complejo militar-industrial. La lógica es bien simple: si no podemos producir para el consumo de nuestras mayorías, vamos a producir para la guerra, que es un sistema de alto consumo de productos y servicios especializados. De esta manera las grandes corporaciones que mantienen desde siempre su participación directa en el sistema político (sobre todo el norteamericano) van a estimular y promover nuevas guerras inmediatas, para poder producir y vender bienes y servicios militares. El consumo de sistemas de armas, equipos, servicios, combustibles, logística y demás será abastecido por estas grandes corporaciones, permitiéndoles mantener su lógica de ganancia inmediata.

A esto van a responder sincronizadamente todos los intereses políticos imperiales, tanto de los Estados Unidos como de las demás naciones centrales. Las grandes corporaciones del complejo militar-industrial no inventan nada, están sólo estimulando intereses políticos que son tradicionales en los países del centro, para su propio beneficio.

De esta manera, a las guerras en pleno desarrollo del Oriente Medio, de Irak y de Afganistán se van agregando: la escalada hacia el conflicto militar con Irán (la medida la está dando la flota norteamericano-israelí camino al Mar Rojo), el desplazamiento progresivo de la guerra hacia Pakistán (hasta con drones, o aviones robots) y en nuestro continente latinoamericano, la activación de la IV Flota norteamericana en el Caribe, el establecimiento de las 7 bases y el apoyo militar creciente a Colombia, la flota y tropas norteamericanas a establecerse en Costa Rica (con el pretexto del combate al narcotráfico) y la presión política para establecer nuevas bases militares en Brasil, Paraguay y Argentina. Los nuevos escenarios de guerra se van perfilando, tanto para ser protagonizados directamente por las fuerzas armadas de los Estados Unidos, o por una coalición con sus aliados europeos, o por interpuestos estados dependientes, como en el caso de Israel o Colombia.

El sistema de la bicicleta

Sin embargo esta huída hacia delante es un caso típico del sistema de la bicicleta. Una bicicleta desplazándose por una larga y empinada bajada, que tiene rotos sus frenos, sólo puede mantenerse en equilibrio pedaleando cada vez más rápido. Pero este sistema tiene el límite físico de la capacidad de la bicicleta para la velocidad. Si se mantiene una aceleración que traspasa ese límite antes del fin de la bajada, la bicicleta colapsa y el estrellamiento es inevitable. Esta es la situación en la que se encuentra hoy el estado norteamericano. ¿Hasta cuándo puede expandir la guerra sin producir su propio crack económico, o el colapso económico global? Ya cuando abrió el frente de Afganistán, serios economistas mostraron como los Estados Unidos carecían de la capacidad económica para poder seguir atendiendo frentes de guerra. Recuérdese que el grueso de las ganancias producidas por la guerra no va al estado, sino que engorda directamente el patrimonio de las corporaciones, sobre todo en el tipo de guerra actual que a partir del gobierno de Bush, es cada vez más privatizada. A esto hay que agregarle la progresiva desmotivación de sus tropas, que se ha tratado de solucionar con esa progresiva privatización, encomendando parte de la guerra a “contratistas”, pero que no soluciona el problema de un grueso de tropas sin ánimo para ir al frente de batalla. La pregunta anterior puede complementarse diciendo ¿Hasta cuando pueden mantenerse las guerras en proceso y las nuevas sin que se produzca un colapso político?

Las variables de signo opuesto

En el sistema juegan además otras variables de diferentes signos. En lo económico el crecimiento de los países de la periferia, encabezados por el grupo denominado BRIC (Brasil, Rusia, India y China) que tienen economías productivas en crecimiento constante a pesar de la crisis global, y que están acompañados por el crecimiento económico paralelo de otros países periféricos menores en América Latina, África y Asia.

Esas variables tienen también carácter social y político. Se hace notoria la existencia creciente de movimientos sociales que desbordan los esquemas políticos tradicionales e imponen gobiernos alternativos que intentan desprenderse de la dependencia heredada y actuar soberanamente, generando mecanismos alternativos internacionales de nuevo cuño (UNASUR, ALBA). Con una amplia diversidad de características, pero teniendo en común la disposición hacia estos cambios, estas nueva corrientes políticas constituyen un conjunto distinto de variables que pueden ser de gran peso en el sistema general, y que están produciendo un reordenamiento en el sistema de cargas y contrapesos geopolíticos.

El panorama general

El panorama general entonces es absolutamente dinámico e inestable. Múltiples fuerzas en diferentes direcciones, algunas convergentes, otras divergentes, otras transversales, están operando a la vez en esta coyuntura, el sistema se encuentra en un estado turbulento y caótico . Los resultados finales no son predecibles por el estudio del sistema en este momento, que no presenta ni sus variables ni sus interrelaciones, ni sus interacciones, de una forma evaluable a la manera tradicional. Como establece la Teoría del Caos, nuestra estimación solo podrá realizarse a partir de definir las atractrices que indican los puntos límites entre los cuales discurrirán los procesos del sistema.

Los atractores extraños

¿Y cuales son esos atractores, esos límites entre los cuales se moverá el sistema?

No es sencillo determinarlos, pero parece razonable establecer que en un extremo de los escenarios posibles, sigue encontrándose la eventualidad del final del sistema socio-político establecido a nivel global, sobre todo después de la Segunda Guerra Mundial. Y esto puede incluir el colapso general de los países centrales y no digamos el ascenso, sino la mejor supervivencia de ciertos sectores de su periferia. Este panorama puede darse dentro de diferentes tonos, que van desde una crisis más allá de lo político y que alcance las propias estructuras básicas de la Civilización Occidental, hasta la mera reducción del poder concreto de los estados centrales, manteniendo su existencia a un nivel mucho más discreto que el actual y generando un nuevo reordenamiento geopolítico del mundo (multipolaridad).

El otro extremo de los escenarios es el establecimiento de una especie de dictadura global impuesta por las armas, para mantener no sólo su poder sino la capacidad de utilización de las materias primas de la periferia y el control de la economía global a través de la fuerza. Este panorama sombrío puede incluir, tal como lo prevé el comandante Fidel Castro, un escenario de uso de armas atómicas, aunque en lo personal hace mucho tiempo que creemos que cuando se llega a las armas nucleares aparece en juego una nueva variable de carácter biológico (supervivencia de la especie) que de alguna manera controla su posible utilización. Si esto no fuera así, es muy difícil explicar porque en 1962, cuando la crisis de los proyectiles en Cuba, a pesar de que el gobierno de Kennedy no tenía contacto directo con Kruschev y ni siquiera sabía quien estaba al mando en ese momento en la Unión Soviética, y tenía la presión de un grupo de paranoicos generales para apretar el botón rojo, no se llegaron a disparar los proyectiles intercontinentales.

Conclusiones

Como vemos la situación, en cualquiera de los casos, no sólo está indicando que vienen cambios profundos en el panorama internacional, sino que desde el buen sentido no parece presentar en ningún caso un futuro a corto o mediano plazo demasiado brillante para la humanidad. Cada una de las alternativas tiene su carga (en mayor o menor grado) de sombras. Y lo más difícil para aquellos que intentamos dilucidar los escenarios políticos y sociales, es que en las condiciones caóticas donde funciona el Efecto Mariposa, es muy difícil precisar cuales serán aquellos eventos que modificarán el panorama general y en que dirección e intensidad lo harán. El asesinato del archiduque Francisco Fernando de Austria y su esposa, Sofía Chotek, en Sarajevo el 28 de junio de 1914, desató la Primera Guerra Mundial que duró dos años, devastó a Europa y dejó un saldo de casi veinte millones de muertos. El ataque que realizara Colombia a un campamento guerrillero en territorio ecuatoriano hace ya dos años, provocó una marea política (sobre todo con sus vecinos Ecuador y Venezuela, pero afectando a todo el resto del continente) que no sólo no ha amenguado, sino cuyas consecuencias siguen generando situaciones de cada vez mayor gravedad.

Solo nos resta seguir intentando visiones sucesivas de los acontecimientos y encomendarnos a lo que depare el destino que estamos construyendo.


miguelguaglianone[AT]gmail.com

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