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NICARAGUA - Gran Canal: tiempo de “canalizar” sueños y cortinas de humo
Envío
Viernes 28 de junio de 2013, puesto en línea por
Junio de 2013 - Envío - La incertidumbre política que los ajustados resultados electorales dejaron en Venezuela la aguda crisis socioeconómica que vive ese país, y los inocultables aprietos que atraviesa el chavismo sin Chávez, fuerzan al gobierno de Ortega a prepararse para tiempos difíciles. A problemas reales, nada más útil que vender esperanzas y lanzar cortinas de humo con el Canal Interoceánico, un sueño enquistado durante siglos en la psiquis nacional
En su discurso en conmemoración del natalicio del General Sandino el 18 de mayo, el Presidente Daniel Ortega informó que en la cena que los Presidentes centroamericanos habían tenido con el Presidente Obama en Costa Rica días antes, él le había dicho a Obama: “Presidente, nosotros vamos con el Canal por Nicaragua. Estamos trabajando con una empresa china, y claro que nos interesaría que inversionistas norteamericanos participen de este proyecto”. Obama “escuchó” -dijo Ortega- lo que dio a entender que el Presidente estadounidense prefirió no hacer ningún comentario.
En la medianoche del primer día de junio, el Presidente de Venezuela Nicolás Maduro llegó sorpresivamente a Managua con cinco de sus ministros para desarrollar una intensa jornada de reuniones con el binomio presidencial Ortega-Murillo.
¿Hay relación entre ambos eventos? Pareciera que sí. Son tiempos de soñar, de “canalizar” esperanzas, de lanzar cortinas de humo porque las cosas se pueden poner difíciles… o ya se están poniendo.
“¡QUÉ SUEÑOS AQUELLOS!”
Hace un año, y en otra fecha de Sandino, el 21 de febrero de 2012, en el 78 aniversario del asesinato del General, ya había anunciado Ortega estar “empeñado” en lograr la construcción del Canal interoceánico. En aquella ocasión afirmó que se estudiaría su curso por el fronterizo río San Juan, dijo que costaría 30 mil millones de dólares y que invitaría a participar en esa colosal obra a Venezuela y a los países del ALBA. Muchas cosas han sucedido en Venezuela desde esa fecha y cuesta imaginar al gobierno de Nicolás Maduro empeñado en tomar parte en este megaproyecto, tal vez sólo un sueño.
Sueños han sobrado en las relaciones entre Chávez y Ortega. Al llegar a Managua el 1 de junio, Maduro evocó el 11 de enero de 2007 -él era entonces Canciller de Chávez-, día en que Nicaragua se incorporó al ALBA y empezó a soñar en grande. “¡Qué felicidad -dijo Maduro-, qué sueños aquellos! Todos esos sueños están algunos hechos realidad, y otros andando en el camino de su realización”. ¿Hechos realidad…? ¿Andando…? El más importante, el megaproyecto estrella del ALBA en Nicaragua, la refinería “El Supremo Sueño de Bolívar”, no ha logrado ni arrancar después de seis años de su promesa y hay serias dudas de que llegue a realizarse.
UN SUEÑO DE SIGLOS
El sueño mayor de este país, el de un canal que atravesara Nicaragua anidó ya en la mente de los conquistadores españoles desde que conocieron la seductora geografía del sur de esta nueva tierra. Imaginaron la que llamaron Mar Dulce (el lago Cocibolca), el que llamaron El Desaguadero (el río San Juan) y la estrecha franja de tierra que después se llamó La Virgen (el estrecho de Rivas), como ruta ideal que los conduciría del mar salado (el Atlántico) del que venían, al mar salado que apenas estaban conociendo (el Pacífico).
El proyecto de abrir una ruta en la mitad de América, evitando así el largo y penoso recorrido interoceánico hasta llegar al sur del continente, pasó desde entonces de nación en nación, de generación en generación y de soñador en soñador. El General Sandino también soñó ese sueño.
A finales del siglo 19 Estados Unidos decidió acometer la obra. Los ingenieros estadounidenses analizaron en la geografía de la región, desde el istmo de Tehuantepec en México hasta el golfo de Urabá en Colombia, todas las posibles rutas y concluyeron que el canal o era por Nicaragua o era por Panamá. Por razones técnicas, y sobre todo por razones políticas, se decidieron por Panamá, promoviendo su separación de Colombia en 1903 y convirtiéndola así en república independiente. Desde entonces, la historia de Panamá es la historia del Canal.
AGUA, AGUA, AGUA…
La construcción del Canal de Panamá provocó desplazamientos humanos masivos y una total transformación del ecosistema. Obreros de un centenar de países llegaron a trabajar en la construcción del Canal. Están en la base del actual melting pot panameño. El ecosistema del istmo sufrió colosales transformaciones debido a las excavaciones canaleras. Se removieron más de 200 millones de metros cúbicos de tierra y se construyó el que fue, durante años, el lago artificial más grande del mundo, el Gatún, con 423 kilómetros cuadrados. Se talaron miles de hectáreas de bosques y se inundaron varios asentamientos humanos.
El Canal consume agua en cantidades formidables. Para ser movilizado de un océano a otro, cada barco que transita por el Canal requiere de 52 millones de galones de agua dulce. Con un promedio de más de 35 naves atravesándolo a diario, alrededor de 1 mil 800 millones de galones de agua dulce se arrojan diariamente al mar. El gran nivel de contaminación de los ríos y arroyos que desembocan en los lagos Alajuela y Gatún afectan mucho la calidad del agua que Panamá obtiene y procesa de estos lagos para consumo de su población. En 1998, el fenómeno de El Niño provocó que los niveles de navegación del lago Gatún bajaran a mínimos históricos y hubo que limitar el calado de los barcos que atravesaban el Canal.
BARCOS, BARCOS, BARCOS…
El Canal de Panamá fue considerado la obra ingeniera más ambiciosa de la historia moderna, mayor que el Canal de Suez, construido medio siglo antes. Lo inauguró Estados Unidos en 1914 y desde entonces contribuyó decisivamente a incrementar exponencialmente el comercio mundial. Una nave que pasaba por el Canal se ahorraba más de 7,800 millas entre la costa este y la costa oeste de Estados Unidos (de New York a San Francisco), en comparación con lo que tardaría esa misma travesía llegando hasta el Cabo de Hornos en el extremo sur del continente.
El promedio anual de naves atravesando el Canal de Panamá es de unas 14 mil. Por el Canal se mueve la cuarta parte del tráfico entre Asia y la costa oeste de los Estados Unidos. El crecimiento acelerado de la economía china ha fomentado, tanto en Asia como en Europa, la construcción de naves de cada vez mayores dimensiones, y por tanto de mayor calado, para las que el Canal de Panamá fue dejando de prestar condiciones. La globalización económica exigió su ampliación para permitir la circulación de un mayor número de esas nuevas naves. La ampliación inició en 2007, después de un plebiscito, costó 5 mil millones de dólares y concluirá en 2014, celebrando el centenario de su inauguración.
CHINA SE ACERCA…
América Latina importa cada vez más productos de todo tipo, tamaño y calidad “made in China” y la voracidad china por las materias primas latinoamericanas y centroamericanas parece insaciable. Sólo de Honduras salen cada mes 600 mil toneladas de hierro con destino a China, en su mayoría extraídas de la mina de Agalteca, en el departamento norteño de Yoro.
Estados Unidos y China son los principales usuarios del canal panameño y la competencia entre las dos economías más grandes del planeta ha vuelto a reavivar el sueño de “otro” canal… que no tenga sello estadounidense. De ser, esa ruta debería pasar por algún punto de la geografía centroamericana. La competencia entre ambas economías explica los acercamientos de China a nuestra región. Y la atracción de inversiones chinas explica los planes de canales interoceánicos “secos” (carreteras y ferrocarriles conectando puertos) de los que se habla hoy en Costa Rica, Honduras, Guatemala, también en Colombia.
“INVERSIÓN DESCABELLADA”
El Presidente de China Xi Jinping dijo este mes en México que América Latina vive su “época de oro” y que siendo ya “grandes importadores” de materias primas latinoamericanas, “ahora los siguientes pasos los damos como inversores”. Naturalmente, como grandes inversores…
¿Le interesarán a China todos esos canales secos de los que se habla en Centroamérica? ¿No le bastará a China con la ampliación del Canal de Panamá, que asegura el incremento del comercio internacional por varias décadas más? Sin olvidar que también en Panamá hay ya dos de esos “canales secos”: desde el siglo 19 un tren interoceánico de transporte de pasajeros y carga y desde el siglo 20 la autopista Colón-Panamá que conecta los dos océanos en menos de una hora.
¿Habrá necesidad de competir contra un canal “húmedo” convenientemente ampliado y con dos “secos” adecuados, en la cintura más estrecha del continente?
Es la opinión del guatemalteco Pablo Rodas, quien durante cinco años fue Economista Jefe del BCIE (Banco Centroamericano de Integración Económica) y quien en 2012 advertía que cualquier propuesta de “canal seco” en Centroamérica sería una “inversión descabellada” “un castillo de arena, donde el dinero sólo terminará escurriéndose”. En especial, consideraba Rodas una “elucubración ingenieril” realizar esa obra en Nicaragua, que “primero tendría que construir un puerto y una buena carretera hacia el Caribe, algo que no ha logrado en casi dos siglos de independencia”.
SOMOS TERRITORIOS EN DISPUTA
En la competencia de los dos grandes, Estados Unidos y China, la gran América Latina y la pequeña Centro-américa son territorios en disputa.
En su segundo mandato, Obama parece interesarse crecientemente por América Latina. En esa lid geopolítica hay que inscribir la nueva Alianza Pacífica, promovida por las derechas latinoamericanas como contrapeso a la alianza Brasil-Mercosur-ALBA. En la Alianza del Pacífico participan México, Perú, Chile y Colombia y ya quieren entrar Costa Rica, Panamá y Guatemala.
El Vicepresidente de Estados Unidos, Joe Biden -de quien se afirma es potencial candidato demócrata en 2016-, ha declarado que las relaciones económicas y comerciales con América Latina serán prioritarias en la agenda de Obama y que se está viviendo con nuestra región “el impulso más activo de alto nivel en mucho, mucho tiempo”.
En el otro bando, el Presidente de China Xi Jinping visitó este mes México, Trinidad y Tobago y Costa Rica, el único país centroamericano con relaciones diplomáticas con China continental. Y mientras Maduro llegaba a Nicaragua a evocar “sueños en camino” una empresa estatal de China acordaba con la empresa estatal de petróleos de Costa Rica la construcción, por 1 mil millones de dólares, de una refinería en la zona de Limón y la modernización del puerto de Limón, por el que Nicaragua tiene que sacar sus exportaciones, a falta de un puerto en el Atlántico. Paradójico que XiJinping no viniera a Nicaragua, donde una empresa china construirá un Canal interoceánico.
La imparable presencia china en América Latina y en Centroamérica reconfigurará pronto el escenario regional.
“SI LA PATRIA ES PEQUEÑA…”
Todos los gobiernos de Nicaragua, en distintos momentos, sean éstos de entusiasmo nacionalista o sean de crisis y sobresaltos, han reavivado el sueño del Canal, enquistado en la psiquis nicaragüense desde hace más de 150 años, ilusión a la que contribuyó la fuerza poética y el peso simbólico que ha tenido en la mente de todos, desde la escuela, aquel decir de Rubén Darío: “Si la patria es pequeña uno grande la sueña”. ¿Y qué sueño más grande que ese Canal? No es casual que el proyecto de Ortega no se llame simplemente Canal Interoceánico, sino “Gran” Canal…
“Canalizar” y vender esperanzas con ese sueño le es útil al gobierno de Ortega ante un escenario económico incierto: probable reducción de la cooperación venezolana, caída de los precios internacionales de los productos que exportamos; desempleo masivo y persistente, un problema estructural que el gobierno no resuelve; crecientes, aunque aún dispersos, reclamos sociales a los que el gobierno no logra ya dar respuestas…
Encabezar el sueño del Canal también representa réditos políticos para Ortega. Lo vuelve imprescindible en el presente: él lo está haciendo. Y construye ya su “monumento” para la historia: él lo hizo.
“PROGRESO DURANTE GENERACIONES”
En junio de 2012, cuando ya el horizonte comenzaba a tornarse oscuro, el Presidente Ortega envió al Parlamento una iniciativa de ley creando el Régimen Jurídico y la Autoridad del Gran Canal. Tras consultas aceleradas de menos de un mes, la Ley 800 fue aprobada el 3 de julio, con la única abstención de los dos diputados del MRS. Ahora, un año después, regresa el Canal al escenario.
Aprobada la Ley 800, para dirigir la Autoridad del Gran Canal Ortega nombró a su Vicecanciller, Manuel Coronel Kautz, quien durante los años de la Revolución tuvo participación, desde el MIDINRA (Ministerio de Desarrollo Agropecuario y de Reforma Agraria), en el diseño e inicio de grandes proyectos -publicitados como grandiosos- que fracasaron todos, quedando a la deriva y ocasionando graves costos a la economía nacional, sin que nunca ni él ni sus superiores dieran explicaciones. Cuando Coronel Kautz fue nombrado por Ortega para dirigir éste ciertamente grandioso proyecto no faltó quien dijera que la seguridad de que no se realizaría nunca es precisamente que él estaba al frente.
Investido de su nuevo cargo, Coronel Kautz viajó a Bruselas a un Coloquio Internacional para presentar el proyecto y proclamó allí: “La filosofía del Estado de Nicaragua detrás de esta monumental obra de ingeniería es la de llevar desarrollo y progreso sostenible a su población, progreso lo suficientemente rápido para ser perceptible y estable para continuar por generaciones. Es la de erradicar la pobreza de todo su pueblo y alcanzar su soberanía política y económica, todo de acuerdo al espíritu y principios de su Constitución nacional, su compromiso con el Sistema de Integración Centroamericana y con el ALBA”.
ESTUDIOS, ESTUDIOS, ESTUDIOS…
Del proyecto no se volvió a hablar hasta que en este mayo de 2013 el Presidente Ortega volvió a él y con exagerada y sospechosa prisa. La novedad informativa que dio es que se descarta hacer el Canal por el río San Juan, que será “más al norte, siempre pasando por el Gran Lago”. Dijo también que el canal estaría acompañado de dos puertos, dos zonas de libre comercio, pistas aéreas, ferrocarriles y un oleoducto, que estas obras costarán 40 mil millones de dólares, que es una empresa de China continental con sede en Hong Kong la interesada y que ya estaban haciendo estudios previos al estudio de factibilidad.
Serán nuevos y costosos, esos estudios, a pesar de que ya durante los gobiernos de Alemán y de Bolaños se hicieron y se costearon. Según aquellos estudios, el Canal costaría 18 mil millones de dólares. También en 2012 Nicaragua invirtió 720 mil dólares en un estudio de factibilidad del Canal con una empresa holandesa, que concluyó algo que ya se sabía: que el canal no puede pasar por el río San Juan. También se ha sabido que Albanisa ha invertido 400 mil dólares en un estudio de factibilidad para que una empresa china construya un canal “seco” entre Monkey Point y Corinto.
Está claro que si el Gran Canal no se llega a hacer, en estudios, consultorías, asesorías y viajes, que sí se harán, se gastarán abundantes recursos públicos.
UN DESTINO SUPERIOR
En 2012 la “exposición de motivos” de la Ley 800 que Ortega presentó a la Asamblea Nacional llamó la atención por estar llena de expresiones cargadas de providencialismo religioso. Nicaragua aparecía colocada por la Providencia en el lugar “destinado” para esta obra de ingeniería y Daniel Ortega aparecía como el gobernante “destinado” para la misión de realizar por fin el sueño de un pueblo.
De nuevo, en 2013 se ha repetido el lenguaje religioso. Haciendo eco al anuncio presidencial del 18 de mayo, la Primera Dama Rosario Murillo comentó días después en su ritual mensaje de cada mediodía: “¡El Canal por Nicaragua va muy pronto, gracias a Dios, gracias a la Virgen!… Nos llena de aliento, de optimismo, de esperanza como una bendición del Señor y de la Virgen María en el mes de la Virgen, en el mes de las madres. Es un proyecto estratégico que nos permite afianzar las rutas de prosperidad y dejar atrás el calvario y el sufrimiento de la pobreza, de la miseria, de la ignorancia, y plantearnos desarrollo con justicia social. ¡Qué mejor regalo para las madres nicaragüenses!”
¿VENEZUELA PROVEERÁ?
Durante ocho años el Presidente Ortega halló siempre respuestas esperanzadoras y alentadoras a cualquier carencia o a cualquier traspié económico anunciándole al país que “Venezuela proveerá”. La crisis económica venezolana mantiene abierta ahora la pregunta de si estará asegurada la “providencia petrolera” en las mismas favorables condiciones -cantidades, plazos, intereses- que Chávez le concedió a Ortega durante estos años.
Antes de la reciente llegada de Maduro a Managua, se había celebrado el 5 de mayo en Caracas una cumbre de los 17 países que integran la alianza de Petrocaribe, con los que Venezuela intercambia influencia política a cambio de petróleo.
Entre todas, la relación Cuba-Venezuela es la de mayor peso, la más vital, la que Maduro priorizará en cualquier escenario de recorte de recursos. Según el economista cubano Carmelo Mesa-Lago, de Venezuela depende el 42% del intercambio comercial de mercancías de Cuba y ese intercambio representa el 44% del déficit de la balanza comercial cubana. De Caracas le llega a la isla el 62% del petróleo que consume. Y los servicios profesionales (médicos, enfermeras, maestras, profesionales de todo tipo) que Cuba “vende” a Venezuela representan para la isla unos 4 mil millones de euros anuales. Concluye Mesa-Lago que la relación económica con Venezuela equivale al 21% del PIB cubano, “porcentaje similar al de la relación con la URSS en su mejor momento”.
La relación con Nicaragua es de menores dimensiones, pero ha sido fundamental para nuestra economía, que en estos últimos años ha recibido aproximadamente 10 millones de barriles de petróleo anuales a plazos y a intereses extraordinariamente ventajosos (la mitad de la factura se paga en 25 años y a un 1% de interés).
¿HABRÁ CAMBIOS EN EL CONVENIO PETROLERO?
Nicaragua y el resto de países integrados en Petrocaribe adeudan ya a Caracas miles de millones de dólares por el suministro de crudo. Con la producción petrolera disminuida por falta de inversiones, y con el déficit fiscal que ahoga a Venezuela, es lógico que el Presidente Maduro deba sopesar y evaluar la viabilidad del proyecto de Petrocaribe.
Sobre esa evaluación, que desembocaría en una menor flexibilidad de las condiciones -aumento de los intereses, reducción de los plazos para pagar-, hablaron ya, no sin preocupación, tanto el Presidente de la República Dominicana (miembro de Petrocaribe) y la Vicepresidenta de Guatemala (país recién sumado a la alianza).
¿La solución para empezar a aliviar la deuda será pedir más pagos al contado y facilitar menos en préstamo? ¿Volverá Venezuela al esquema inicial con el que, en 1980 y en alianza con México, nació este proyecto, llamado entonces Acuerdo de San José, donde los países pagaban el 75% del petróleo de inmediato y el resto quedaba en el país como deuda por préstamo blando?
El 29 de junio los países que participan en Petrocaribe se reúnen en Managua para dar continuidad a la necesaria evaluación del proyecto. ¿Se anunciarán entonces algunos cambios en las condiciones de los contratos petroleros?
UN RIESGOSO “SUPREMO SUEÑO”
Tan favorable suministro de petróleo fue un “sueño” realizado. Pero Nicaragua se quedó esperando el mega-proyecto que Chávez prometió a Ortega en julio de 2007. “El Supremo Sueño de Bolívar” consistiría en una planta de refinación de petróleo produciendo 150 mil barriles diarios de crudo, abasteciendo a Nicaragua y a Centroamérica y dejándonos ganancias por 600 millones de dólares anuales. El megaproyecto incluía un oleoducto transoceánico y un complejo petroquímico.
El “supremo sueño” iba a estar listo en el año 2010 a un costo de más de 4 mil millones de dólares. Pero en seis años apenas se han ejecutado menos de 250 millones, dedicados a comprar el terreno y a nivelarlo. Este mes se anunció que será una empresa china, que subcontrató a una empresa privada nicaragüense, la que construya, por unos 30 millones de dólares y en unos dos años, tanques de almacenamiento para diversos combustibles.
Tal vez a esos tanques quede reducido el proyecto. Y tal vez haya sido mejor quedarnos sin el resto de sus componentes. En septiembre de 2012 el Centro Humboldt presentó un estudio alertando sobre el peligro ambiental que suponía, tanto la construcción como la operación de esa refinería.
El estudio afirmaba que la refinería, “la obra ingeniera de mayor afectación ambiental potencial jamás construida en Nicaragua fue insuficientemente consultada con sectores interesados y población circundante”. Consideraba que “implica la ocurrencia de riesgos ambientales inevitables a los ecosistemas marino-costeros y terrestres del Pacífico central de Nicaragua, por su fragilidad y por los altos riesgos en la zona asociados a amenazas naturales (terremotos, tsunamis, inundaciones, etc.)”.
Señalaba también que “la zona de emplazamiento de ese complejo industrial se encuentra muy próxima a un área altamente sísmica, con presencia de al menos 7 epicentros en los últimos 10 años”. También advertía del riesgo de derrames por los grandes volúmenes de hidrocarburos que serían procesados diariamente. Y consideraba que el megaproyecto aumentaría la dependencia de Nicaragua del petróleo, lo que resultaba contradictorio con la voluntad expresada por el gobierno de Ortega de cambiar la matriz energética del país.
GRAN CANAL: GRANDES ALERTAS
Alertas similares por sus dramáticos términos hemos escuchado después que el Presidente Ortega anunciara que el Canal va y que de ir atravesará el Gran Lago de Nicaragua, el Cocibolca.
Jaime Incer Barquero, asesor presidencial para temas ambientales, ha explicado en detalle, y en todos los medios de comunicación, que esa ruta resulta inviable técnicamente y podría ser desastrosa ambientalmente. Y como sería una empresa de China quien haga la obra ha recordado el “desprecio” con que China ha tratado su propio medio ambiente.
En parecidos términos de alarma se expresaron en los medios Salvador Montenegro, director del CIRA (Centro de Investigación de Recursos Acuáticos) y Víctor Campos, subdirector del Centro Humboldt.
La lista de razones para desistir de ese “canal húmedo” es extensa. La profundidad del lago Cocibolca -9 metros promedio y máxima de 13 metros- no permitiría el paso de barcos con calado de hasta 23 metros. Para recibirlos se ha ampliado el Canal de Panamá. La sedimentación del lago obligaría a un dragado permanente y muy costoso.
El Cocibolca es, por la Ley 620, aprobada en mayo de 2007, “reserva nacional de agua potable”. Después del andino lago Titicaca, el Gran Lago es la segunda fuente de agua dulce más grande del continente (8 mil kilómetros cuadrados). Con el Canal se perdería la garantía de agua potable y de riego para el futuro de la población y de la economía nacional.
La diversidad y riqueza de ecosistemas que rodean el Cocibolca se verían afectados irreversiblemente y el valioso Corredor Biológico Mesoamericano quedaría cortado por la mitad. Un derrame de petróleo, muy factible por el paso de buques tanqueros, sería el fin de este irrecuperable tesoro líquido…
UNA PRISA INEXPLICABLE Y SOSPECHOSA
Resulta incomprensible que el bino-mio presidencial no haya hecho el más mínimo comentario sobre tan serias advertencias ambientales, incluidas las de su propio asesor presidencial.
Incomprensible también la prisa con que el Ejecutivo ordenó una sesión extraordinaria del Legislativo el 7 de junio para recibir una iniciativa de ley “atingente al Gran Canal” enviada por Ortega con carácter de urgencia al Parlamento para ser dictaminada en dos días, tras sólo horas de consulta
– a ningún experto u organización ambiental-. La ley fue aprobada en plenario y firmada en un acto solemne en menos de una semana.
El acuerdo marco legal enviado por Ortega establece la concesión para la construcción y administración del megaproyecto, por 50 años, prorrogables por otros 50, a un individuo chino llamado Wang Jing, quien aparece firmando el memorándum de entendimiento con Nicaragua como chairman CEO de la empresa radicada en Hong Kong, HKC Nicaragua Canal Development Investment Company Limited, una empresa creada hace diez meses, subsidiaria de otra empresa de Gran Caimán, isla caribeña famosa por sus operaciones especulativas y de lavado de dinero.
El acuerdo marco deroga varios artículos clave que aparecían en la Ley 800, entre ellos el que establecía que el Gran Canal sería Patrimonio de la Nación y el Estado de Nicaragua formaría para su construcción una empresa mixta de carácter público-privado conservando el 51% de las acciones en este proyecto.
Según el constitucionalista Gabriel Álvarez, “la ley está otorgando una concesión al presunto empresario chino, para ejercer las más amplias facultades de administración, explotación, comercialización, con una serie de privilegios y beneficios fiscales, comerciales, jurídicos y otros, que incluso le permiten transferir los derechos y facultades que la ley le otorga, a quien el empresario chino quiera, sin ninguna interferencia de autoridades nacionales, políticas o administrativas del Estado nicaragüense, sin que Nicaragua pueda fiscalizarlo, regularlo u oponerse durante los primeros 51 años”.
¿Será casualidad que Wang Jing también representa a la empresa Xinwei Telecom, que apareció en Nicaragua el año pasado de la mano de uno de los hijos del binomio presidencial y anunció que invertiría 2 mil millones de dólares en telefonía celular y competiría con Movistar y Claro, pero aún no ha instalado una sola línea telefónica? Xinwei también ha prometido la venta de un satélite.
¿ES EN SERIO?
¿Qué hay detrás de esta precipitación en cerrar una operación diseñada para un siglo, tan onerosa para el país y claramente lesiva para la soberanía nacional? Si el Canal va en serio es un proyecto de tal magnitud y de tantas consecuencias económicas, políticas, sociales y ambientales para Nicaragua -como las que el Canal ha tenido en Panamá desde hace un siglo- que requiere de más tiempo, de más consultas, de un debate informado y nacional que construya un consenso nacional, muy conveniente para cualquier inversor serio interesado en un proyecto de tal magnitud.
Si no va en serio, toda esta propaganda no es más que un globo empinado para alentar sueños, vender esperanzas, y también una cortina de humo que oculta un meganegocio o una gran estafa para beneficiar a un cierto grupo de personas.
UN SILENCIO ENSORDECEDOR
Si va en serio, hay que pensarlo en serio. Cuando Ortega anunció en febrero de 2012 que se construiría el Gran Canal se congratulaba con las “posibilidades líquidas” que tiene nuestro país: “Nosotros, gracias a Dios, tenemos suficiente agua, tenemos agua por todos lados: ríos, lagos, lagunas”.
Sin embargo, las aguas de Nicaragua están cada vez más contaminadas y son cada vez más escasas. Informes oficiales indican que la empresa estatal de agua, ENACAL sólo abastece al 36% de la población rural y que más del 40% de las fuentes de suministro de agua que emplea la empresa no tienen suficiente agua en los meses de la temporada seca de cada año.
A lo largo de este año y casi a diario han abundado las noticias que dan cuenta de una grave sedimentación en el otrora caudaloso río Coco. Lo mismo está ocurriendo en el río San Juan, los dos grandes ríos fronterizos de nuestro país. Los ríos que alimentan el Cocibolca se están secando porque su cuenca está severamente deforestada.
Problemas estructurales no resueltos, como éstos, se agravan por los efectos del cambio climático y por una acelerada deforestación, provocada por el avance de la frontera agrícola, por la persistencia de la ganadería extensiva y por una indetenible codicia en el lucrativo negocio de la madera, operaciones depredadoras de nuestros bosques en las que participan políticos y grandes empresarios -y según se comprobó este mes- también las empresas que llevan el sello de ALBA Forestal.
Si la deforestación consentida o encubierta está acabando con Bosawas, Reserva Mundial de la Biosfera -la mayor reserva de bosques de Centroamérica, la segunda del continente después del Amazonas, la tercera en valor biológico y en extensión del planeta- el proyecto del Gran Canal podría acabar con el Cocibolca, la mayor reserva de agua potable de Centroamérica, la segunda del continente americano.
Si el Gran Canal va en serio, el silencio del binomio presidencial, de los diputados del partido de gobierno y de los funcionarios gubernamentales ante las alertas ambientales es ensordecedor.
PRESIDENTE MADURO: VISITA SORPRESA
Es en el contexto de dificultades previstas, de problemas reales y de cortinas de humo para ocultarlos y de sueños para vender, que el Presidente de Venezuela llegó sorpresivamente a Nicaragua. Venía acompañado de cinco de sus ministros (presidencia, juventud, alimentación, agricultura y turismo). La parte nicaragüense estuvo representada por doce ministros y altos funcionarios del gobierno de Ortega.
Las mesas de trabajo entre Venezuela y Nicaragua concluyeron al atardecer del domingo 2 de junio con un acto público en la Plaza de la Revolución de Managua, que tuvo el acostumbrado ritual de un público compuesto por jóvenes uniformados con camisetas blancas sentados disciplinadamente en largas filas de sillas blancas ante una tribuna adornada con varios y costosos arreglos florales y, en esta ocasión, presidida por una gigantografía de Chávez con las manos juntas en actitud orante. En ese escenario se firmaron los acuerdos a los que se había llegado durante el día.
LA AGENDA MADURO-ORTEGA
El Presidente Maduro informó de un acuerdo marco de cooperación social para “elevar la calidad de la educación pública a todos los niveles en Nicaragua y en Venezuela”, de otro “para fortalecer la construcción del sistema público de salud y formar nuevos médicos y enfermeras” y de otro “para fortalecer las cooperativas productivas”.
Informó de un acuerdo de carácter partidario “para hermanar esfuerzos” entre la Juventud del FSLN y la Juventud del PSUV. Y, en razón del Plan Patria Segura que ha hecho central en su gestión, Maduro informó de un hermanamiento entre la Policía venezolana y la nicaragüense, ya que -dijo- “se conoce muy bien cómo Nicaragua, con un modelo policial propio, ha logrado mantener índices de los más altos del continente en protección y seguridad, mientras una especie de pandemia criminal se ha tomado toda América Latina”. Y muy gravemente en Venezuela: Maduro declaró días antes que el 90% de los secuestros en Venezuela los realiza la Policía.
En sus discursos y declaraciones públicas ni Maduro ni Ortega ni Murillo hicieron referencia a algún cambio en las condiciones del actual convenio petrolero, que es el corazón de la cooperación venezolana con Nicaragua. Tampoco se mencionó la refinería “El Supremo Sueño de Bolívar”. Tampoco se habló siquiera del proyecto mayor en el que Ortega se ha empeñado, el Gran Canal…
SE DIJO QUE MADURO VENÍA A...
La sorpresiva llegada de Maduro y el hábito instalado en el gobierno de Nicaragua de no brindar información transparente, dio pie a presunciones, conjeturas y sospechas.
Se dijo que Managua era una estación más del periplo latinoamericano de Maduro para legitimarse como sucesor de Chávez. Cuba, Ecuador y Bolivia, los otros tres países continentales del ALBA, ya habían sido visitados por el mandatario venezolano. Es difícil creer que Ortega pueda sumarle legitimidad internacional a Nicolás Maduro.
Se dijo que Maduro venía en busca de alimentos por la grave crisis de abastecimiento de productos básicos que padece Venezuela. Azúcar, leche, carne, frijoles negros: eso ya estaba vendiendo Nicaragua y seguramente aumentarán las cuotas de esos productos.
También les vendemos ganado en pie. Hasta 2012 Nicaragua había enviado a Venezuela más de 50 mil reses, entre novillos y vaquillas, lo que ha preocupado a expertos por el deterioro que esto estaría causando en el acervo genético del ganado nacional. Aunque con montos incrementados de exportación, es difícil creer que la limitada producción de Nicaragua logre cubrir sustantivamente la enorme demanda venezolana.
“HABRÁ MÁS Y MEJOR COOPERACIÓN”
¿Y qué dijo Maduro de a qué venía? Dijo que llegaba a “ratificar, fortalecer y ampliar” la cooperación venezolana, “a construir un mapa de cooperación bilateral superior al que hemos tenido hasta el día de hoy”. Y anunció que regresaría el 29 de junio a la próxima cumbre de los países de Petrocaribe en Managua, que afirmó sería “histórica” porque se pondría “ya en funcionamiento la Zona Económica de Petrocaribe, la ZEP, otro gran paso que tendrá también la marca amorosa de quien asumió la política como redención de los pueblos”, refiriéndose a Chávez.
¿MADURO VINO A REVISAR CUENTAS?
También se dijo que Maduro venía a revisar las cuentas de los negocios del ALBA en Nicaragua. En el “timing” de la visita no deja de llamar la atención que días antes de la llegada del Presidente venezolano, el 28 de mayo el Contralor de la República con cargo vencido, Guillermo Argüello Poessy, anunciara que estaban haciéndole una auditoría a Albanisa.
Albanisa (ALBA de Nicaragua, S.A.) es una empresa mixta creada en julio de 2007 entre Chávez y Ortega. A través de la estatal Petronic (Petróleos de Nicaragua), Nicaragua tiene el 49% de las acciones y Venezuela, a través de la estatal PDVSA (Petróleos de Venezuela), tiene el 51% en el consorcio. La dirección venezolana de Albanisa la tiene Asdrúbal Chávez, primo hermano del ex-Presidente Chávez. Francisco López, quien es el tesorero del FSLN, es el vicepresidente de Albanisa y el director de Petronic.
Albanisa maneja de manera monopólica, tanto la importación del petróleo venezolano que llega a Nicaragua por el acuerdo de Petrocaribe, como su almacenaje y controla ya la tercera parte de la distribución de los combustibles en todo el país. Eso le deja un margen de ganancia por galón que supera el margen promedio que tienen negocios similares en el resto de Centroamérica.
Además del negocio del petróleo, hemos visto nacer con el “sello” del ALBA una docena de “Albitas”, otras empresas dedicadas a una creciente gama de rubros (generación eléctrica renovable y la producida por petróleo, alimentos, ganadería, construcción, forestal…), todas en manos del cada vez más poderoso grupo económico que ha crecido a la sombra del binomio presidencial Ortega-Murillo.
“ALBANISA MANEJA MUCHO DINERO”
El Contralor Argüello Poessy justificó la auditoría a Albanisa porque “es una empresa que maneja mucho dinero” y porque en ella casi la mitad es estatal. Sabíamos, por información oficial, que la cooperación venezolana con Nicaragua ha ascendido en los últimos cinco años a poco más de 2 mil 800 millones de dólares. Este mes el Contralor ofreció un dato desconocido hasta ahora para la opinión pública: desde 2007, cuando fue creada, Albanisa reporta ventas por 45 mil millones de córdobas (1,820 millones de dólares).
Hasta hoy todas las transacciones de Albanisa se manejan a discreción del binomio presidencial y se emplean para financiar programas gubernamentales, actividades partidarias y variados negocios. No pasan por el presupuesto nacional, no pagan impuestos, no han estado nunca bajo ningún control institucional, mucho menos a la vista del escrutinio ciudadano.
Durante años ha sido una demanda de la sociedad y de la oposición que se transparente la cooperación venezolana que pasa por Albanisa. Pero esa demanda siempre ha encontrado oídos sordos con el argumento oficial de que sólo se hacen auditorías a las empresas públicas.
¿SERÁ CONFIABLE LA AUDITORÍA?
¿Ha pedido la propia Venezuela esa auditoría porque demanda de su contraparte nicaragüense transparencia para poder sopesar qué hacer como acreedor?
¿O ha sopesado el gobierno de Ortega que, ante las incertidumbres que llegan de Venezuela, lo que más le conviene es empezar a considerar a Albanisa una empresa auditable -es decir, pública- porque así la deuda que tiene como agente privatizador de la ayuda venezolana se la cargará al Estado? ¿O son ambas cosas a la vez?
Esta hipótesis tiene un antecedente. En marzo de 2011 fuentes de Albanisa filtraron al semanario “Confidencial” y al programa del Canal 12 “Esta Semana”, dirigidos por Carlos Fernando Chamorro, una copia de la contabilidad de Albanisa durante los años 2007, 2008 y ocho meses de 2009. En 2009 una delegación venezolana vino a analizar esa contabilidad, descubrió anomalías y tomó algunas medidas.
Dos expertos en contaduría pública a los que Confidencial pidió analizar la información filtrada concluyeron: “Se trata de una empresa administrada con débiles controles internos, estados financieros poco confiables y con un alto índice de endeudamiento”. Uno de ellos comentó: “Yo me atrevería a decir que es una empresa inauditable”.
Hay entonces otra pregunta que queda en el aire después de escuchar al Contralor de la República: ¿Será veraz, confiable, la auditoría llevada a cabo por la Contraloría, una institución que, como todas, está totalmente supeditada a Ortega?
¿UN SUEÑO, UNA CORTINA DE HUMO?
Ha sido éste un mes cargado de interrogantes y de presagios. ¿Tienen las ventajosas condiciones de Petrocaribe, tiene el proyecto del ALBA, el de la CELAC y la moneda Sucre los días contados, sólo mientras Nicolás Maduro esté al frente del gobierno de Venezuela?
Pareciera que eso es lo que están sintiendo y pensando, aunque no diciendo, quienes gobiernan hoy Nicaragua. ¿El proyecto del Gran Canal es funcional a este tiempo de incertidumbre y busca sólo mantener “canalizada” la esperanza de alcanzar por fin el progreso y el desarrollo, de salir de la pobreza, de conseguir pleno empleo? ¿Es sólo un globo elevado en el cielo de la incertidumbre? Nos falta información para saber de qué tamaño es la incertidumbre. ¿Es sólo una densa cortina de humo que busca tapar negocios turbios? Nos falta información para saber de qué tamaño es la superficie que tapa esa cortina.
Desde hace muchos años, las élites empresariales y políticas nicaragüenses, las de todos los colores y las de todos los tiempos, han visto en el Canal interoceánico -el “húmedo”, no el “seco”- nuestro salto a la modernidad, la vía para salir de nuestra atrasada economía agraria, la mejor opción de desarrollo aprovechando nuestra estratégica geografía y nuestro lugar en el mundo. Y con las élites, generaciones de nicaragüenses aprendieron a soñar ese sueño.
EL OBSTÁCULO AMBIENTAL
Nicaragua tiene derecho al desarrollo y los nicaragüenses tienen derecho a soñar con un Canal que colaboraría a hacer realidad ese derecho. Pero el derecho es del pueblo nicaragüense y tenemos derecho a decidir cómo, dónde, cuándo y con quiénes lanzarnos a esa empresa.El obstáculo principal que hoy, después de siglos de iniciado el sueño, tiene esta megaobra, desde una visión de desarrollo sostenible, es el obstáculo ambiental.
EN LAS FILAS DE LA IZQUIERDA EXTRACTIVISTA
Vaya el Canal en serio o no, sea un globo, una ilusión, un despropósito, una cortina o un megaproyecto real, lanzarse a esta aventura con tan poca seriedad al medir sus consecuencias ecológicas, o hablar de ella con la superficialidad anti-ecológica con la que el gobierno lo hace, expresa también la mentalidad de esta nueva “izquierda” latinoamericana, aliada del capitalismo transnacional, tan certeramente descrita por James Petras (ver Envío de junio 2012).
Es una izquierda extremadamente flexible a favorecer la afluencia a gran escala del capital transnacional -sea limpio o sucio-, que reparte concesiones mineras en zonas indígenas o en reservas naturales, que promueve megaproyectos de infraestructura sea cual sea el costo ecológico...
Es una izquierda que no tiene incorporada la visión ambiental, que es desarrollista al estilo insostenible y depredador de antaño, que en su disco duro ideológico se maneja con la cuestionable lógica de que si los países desarrollados lo hicieron antes, ¿por qué no hacerlo nosotros ahora..?
El FSLN de Ortega está inscrito ya en esa nueva izquierda. Obviando los obstáculos ambientales que justifican abandonar este megaproyecto, de la misma manera que entregando decenas de concesiones mineras a transnacionales del oro y participando o encubriendo a los responsables de la deforestación masiva de nuestros bosques, Daniel Ortega es uno más entre los gobernantes latinoamericanos entregados a un extractivismo cortoplacista, que vende al capitalismo salvaje los recursos naturales.
Pertenece a esa izquierda que ya dejó de ser roja y que no aprende a ser verde. La llaman “izquierda marrón”.
Revista Envío nº 375, Junio de 2013.
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