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BOLIVIA - ¿Dos aplausos para Evo Morales?

Immanuel Wallerstein

Miércoles 13 de diciembre de 2006, por Dial

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1 de febrero de 2006 - La elección de Evo Morales como presidente de Bolivia ha provocado un amplio debate sobre la evolución de la izquierda latinoamericana o, más bien, sobre qué significa ser “izquierda” en América Latina o en cualquier otro lugar.

Tengo la impresión que ha habido cuatro enfoques diferentes a la hora de apreciar la victoria electoral de Morales, reflejando cuatro sociologías políticas diferentes.

Hay una amplio grupo de intelectuales de izquierda latinoamericanos que, como sus simpatizantes en otras partes en el mundo, han aclamado la elección de Morales con entusiasmo. Analizan la situación así: Morales es un aymara, la primera persona indígena elegida presidente de Bolivia, donde más de un 60% de la población es indígena. Eso es un triunfo social y político, incluso una revolución social, y, en todo caso, justicia social. El propio Morales ha hecho énfasis en este elemento, participando en una ceremonia tradicional inca inmediatamente antes de su investidura formal como presidente. Además, las poblaciones indígenas de Bolivia saludaron con clara alegría su elección.

Pero Morales también hizo campaña sobre temas económicos: contra el programa de erradicación de la producción de coca, abogado por Estados Unidos; contra la privatización del agua; por la nacionalización de los yacimientos de gas, a través de la renegociación de los contratos con firmas extranjeras para la explotación de los recursos de gas natural. Todos estos temas fueron cuestiones candentes en Bolivia durante la pasada década, y en su nuevo gabinete Morales ha encargado de ellas a personas identificadas con la lucha popular.

Finalmente, hay un compromiso geopolítico. Ha atacado al imperialismo estadounidense. Sus primeras visitas internacionales tras su elección fueron a Cuba y Venezuela, cuyos líderes lo abrazaron calurosamente. Voló después a España, Francia, China, Sudáfrica y Brasil, donde también fue recibido con gran entusiasmo.

Sin embargo, otro grupo más pequeño de intelectuales latinoamericanos y activistas han recibido con marcada frialdad a Morales, al que ven como alguien que no ha dirigido ninguna de las luchas populares de los cinco últimos años, excepto la de los cocaleros, pero que, una vez que otros lucharon y ganaron, supo subirse al barco sigilosamente. Lo ven como alguien que realmente no nacionalizará los recursos de Bolivia, sino que se conformará simplemente con aumentar los alquileres. Lo ven como otro Lula, es decir, como alguien que decepcionará las expectativas populares en las cuestiones sociales.

En tercer lugar, se encuentra la derecha estadounidense, que esencialmente está de acuerdo con el análisis del primer grupo citado. Ven a Morales como un peligroso lacayo de Chávez que agitará el sentimiento antiestadounidense en toda América Latina y dificultará la inversión extranjera. En las elecciones anteriores, el gobierno estadounidense amenazó con cortar toda la ayuda a Bolivia si Morales era elegido. En esa ocasión, no fue elegido. Pero esta vez, cuando alcanzo un abrumador 54% de votos en la primera votación, la postura oficial de EEUU ha sido más contenida, pero, desde luego, lo ocurrido no les ha hecho nada felices.

Y finalmente hay algunos intelectuales latinoamericanos que no son de izquierda y que esencialmente están de acuerdo con el segundo grupo, aunque desde luego con otro punto de vista. Es asombroso que tanto Mario Vargas Llosa como Jorge Castañeda escribieran algunas columnas tras las elecciones, expresando que, al igual que opina el segundo grupo citado, Morales podría resultar pareciéndose más a Lula que a Chávez, y que, por lo tanto, el gobierno estadounidense debería atenuar su hostilidad y cortejarle. The Financial Times siguió la misma línea.

La elección de Morales tiene que ser situada en el contexto global de las elecciones que han tenido lugar en América Latina durante los últimos años: no sólo Lula en Brasil y Chávez en Venezuela, sino también Tabaré en Uruguay, Kirchner en Argentina, incluso Bachelet en Chile, así como la probable elección este año de López Obrador en México y tal vez Ortega en Nicaragua. Los resultados de estas elecciones no han satisfecho al gobierno estadounidense, y en todos estos casos Washington habría preferido la victoria de candidatos más conservadores. Ciertamente, ninguno de los elegidos es Che Guevara, pero, en definitiva, la suma de todos ellos ha desplazado América Latina, si no hacia la extrema izquierda, sí hacia la izquierda.

¿Un desplazamiento hacia el centro-izquierda, pero no hacia la extrema izquierda es realmente una conquista de la izquierda? Esto depende de si la tendencia toma impulso, lo que, a su vez, depende, en parte, de lo que pase fuera de América Latina, en Oriente Medio, en Europa, en Estados Unidos incluso.

Evo Morales tuvo un espléndido principio con un discurso muy directo y militante en su investidura. Para quienes forman parte de la izquierda en América Latina y en otros lugares, la victoria de Morales merece dos aplausos, que serán tres si es capaz de realizar el programa que él mismo ha presentado.


Comentario 178.

Estos comentarios, publicados dos veces al mes, son reflexiones sobre el escenario mundial contemporáneo, visto no tanto desde el punto de vista de la inmediatez de la noticia sino a largo plazo.

© Immanuel Wallerstein, distribuido por Agence Global. Para gestiones relacionadas con derechos de autor, incluyendo traducciones y utilización en sitios no comerciales, conectar con rights chez agenceglobal.com, 1.336.686.9002 or 1.336.286.6606. Para contactar con el autor, escribir a immanuel.wallerstein(AT)yale.edu

Traducción: Trasversales

Publicación de los comentarios autorizada por el autor el 8 de diciembre de 2006.

responsabilite

Mensajes

  • Creo que no merece ningún apluso, salvo de los que se dan en los circos. Y es que hay mucho mito. Se habló bastante sobre los significados de la vestimenta de Evo Morales cuando visitó al rey de España y otros gobernantres del mundo antes de su posesión oficial. No había ningún significado, simplemente era un tipo que no tenía la costumbre de cambiarse seguido de ropa. Es lo mismo en politica e ideología: es solamente un vivillo que busca mantenerse en el poder y para ello utiliza la retórica que a la gente le agrada. Hasta hace algunos años Evo Morales no se reconocía indígena. Era un desarraigado que hasta olvidó su idioma indígena. Después, como dijo alguien, le hicieron notar que tenía en las manos un billete de lotería premiado que no lo cobraba. Y he aquí al Morales indígena. Sin embargo eso no basta para gobernar bien.

    • Evo Morales si es un muy buen presidente ya que si.. erro como todo humano pero tambien tuvo muchos aciertos ya que ¿quien dice que es facil gobernar? y mas si tenemos diversos grupos sociales que buscan sus intereses En fin tambien Evo demostro HUMILDAD HONESTIDA Y SOBRE TODO DESINTERES EN CUALQUIER LUCRO ya que el lo demostro LLAMANDO A REFERENDUM que por cierto los prefectos que estan en su contra se asustaron aceptenlo a la oligarquia le duele ver tanto apoyo para el presi ya no mas digan lo que digan Evo al poder juntop con el pueblo...AMEN

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