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La batalla de Venezuela

VENEZUELA - Una oposición sin ideas solo vive de la critica y la desinformación

Miguel Guaglianone

Miércoles 20 de febrero de 2008, por Miguel Guaglianone

La dinámica política acelerada, tan característica del proceso social venezolano, parece haberse atemperado luego de los resultados del referéndum del 2 de diciembre pasado.

La oposición, que aparentemente nunca estimó la posibilidad de que el gobierno venezolano fuera derrotado en su propuesta de reforma constitucional y que además parece haber percibido que esta derrota no fue originada por sus propuestas ni sus esfuerzos, sino que obedeció a factores que operaron dentro del conjunto de aquellos que venían apoyando al presidente Chávez; no ha desarrollado en estos dos meses y medio ninguna estrategia novedosa.

Aquellos que intentan convertirse en una alternativa política válida dentro del esquema democrático, sobre todo Primero Justicia, Podemos y algunos representantes de Un Nuevo Tiempo, han persistido en sus críticas puntuales a algunos aspectos en que saben que el gobierno está fallo, sin proponer realmente ninguna nueva alternativa.

El sector más radical ha continuado insistiendo en sus propuestas desenfrenadas, como aquella de Antonio Ledezma intentando ante el Tribunal Supremo de Justicia un recurso que condenara al presidente como propulsor de las drogas, o generando movilizaciones de calle con algún apoyo mediático que como ha venido sucediendo habitualmente no logran convocar un número mínimo de manifestantes.

El gobierno por su parte ha intentado generar respuestas al resultado del referéndum, sus primeras medidas han sido una reorganización ministerial (que no ha pasado de un enroque entre figuras del proceso y la aparición de algunas nuevas caras que ya venían trabajando en cargos públicos) y la propuesta del presidente Chávez de las tres R (revisión, rectificación y reimpulso) como una forma de afrontar y solucionar los posibles errores que pudieran haber causado la pérdida significativa de votantes en la consulta de diciembre.

A partir de ellas el esfuerzo del gobierno se ha centrado en la búsqueda de una nueva política comunicacional que no parece haber sido resuelta en su totalidad, ya que hasta ahora ha consistido solamente en el enroque de algunos funcionarios (nuevo ministro del MINCI, nuevo director de VTV), en la afirmación puntual del balance de los hechos positivos logrados hasta ahora en la gestión de gobierno, y en una cierta moderación en el tono de los mensajes comunicacionales institucionales, que tienden a acercarse más al razonamiento y a la presentación de hechos concretos que a la repetición de consignas políticas.

El presidente Chávez ha iniciado una serie de contactos personales con algunos sectores de la población (sobe todo productores y agricultores) muy puntuales y selectivos y el mayor esfuerzo político se ha dirigido a la organización del PSUV (Partido Socialista Unido de Venezuela). Este proceso de organización enfrenta a algunas dificultades, ya que está condicionado por la tensión existente entre los sectores populares que tratan de ser los protagonistas de las decisiones de la organización y la dirigencia proveniente del antiguo MVR que representa el 78% de los representantes al congreso fundacional del partido.

Uno de los resultados más positivos de esta situación, ha sido la apertura de una discusión franca y abierta entre los sectores que apoyan al gobierno, acerca de las carencias, errores o cambios posibles para lograr cumplir con la propuesta de las tres R, a partir de la cual comienzan a aparecer nuevas propuestas y tendencias. Esta discusión se ha dado sobre todo a través de los medios alternativos que apoyan al presidente y a su gobierno, ya que la autocrítica no aparece significativamente en los medios oficiales, más que como referencia formal a la propuesta presidencial.

Esta situación general, dónde tanto gobierno como oposición parecen centrar hoy sus esfuerzos en el próximo proceso electoral de elección de alcaldes y gobernadores en este año, ha generado un descenso notorio en la confrontación política directa. Una situación del tipo “balsa de aceite” (cuando los grandes barcos de vela se enfrentaban a una tormenta, se echaba aceite sobre las aguas para lograr una cierta calma en los alrededores que permitiera estabilizar el rumbo). Igualmente que en esa situación, bajo la aparente calma producida por la capa de aceite siguen ejerciéndose las presiones del mar embravecido.

La desestabilización

En este escenario, los factores que se destacan no son ya los de la lucha política abierta, sino aquellos que siguen operando con toda intensidad y que intentan socavar la estabilidad institucional del país. El cambio del objetivo inmediato de los opositores parece estar claro, ha sido expuesto manifiestamente por algunos de los voceros de la oposición radical en Venezuela y más tangencialmente por algunos de los más conspicuos enemigos del gobierno en el exterior. Hay que lograr que el presidente Chávez no culmine su mandato actual que tiene todavía cinco años para cumplirse y así poder detener el proceso de cambios que vive el país.

El primero de estos factores en el seno de la sociedad venezolana es el notorio desabastecimiento de productos alimenticios básicos y la creciente especulación en sus precios. La presión realizada sobre todo por los grandes consorcios que controlan la industrialización y distribución de estos productos se refleja en la ausencia de ellos en los mercados. Igualmente el desborde de los precios, que no respetan las regulaciones establecidas por el Estado, industriales y distribuidores están imponiendo aumentos que van más allá de cualquier variación real en sus costos. Los esfuerzos del gobierno para controlar esta situación no parecen lograr avances significativos en el corto plazo. Si bien es cierto que existen algunos otros elementos en esta situación, como el crecimiento de la demanda o las dificultades en la importación de rubros en los cuales el país es muy dependiente, de todos modos parece estar a la vista un plan orquestado para que esta situación se mantenga y se agrave, con el objetivo de provocar un malestar en la población que debilite significativamente el apoyo al gobierno.

Los otros factores, aunque cuentan con sustento en el país y alimentan a los voceros de la oposición en nuevos temas para atacar al gobierno, son sobre todo de origen externo.

Dentro de la política de desestabilización orquestada por la Casa Blanca hacia aquellos gobiernos de América Latina que considera como parte del “Eje del mal”, el venezolano constituye un objetivo prioritario, porque no es posible olvidar que Venezuela es hoy el país que cuenta con las mayores reservas de petróleo del planeta lo cual le da voz a nivel internacional y que los EE.UU. son cada vez más dependientes de este recurso energético.

Así, el propio gobierno norteamericano ha recrudecido en estos tiempos una campaña de descrédito a través de declaraciones de sus diferentes funcionarios, profusamente reproducidas por las grandes cadenas que controlan la información mundial, tratando de relacionar al gobierno del presidente Chávez, tanto con el narcotráfico como con el apoyo directo en recursos y armamento a la guerrilla colombiana.

Igualmente han apoyado y estimulado la creciente tensión entre los gobiernos de Colombia y Venezuela, tensión que puede llegar a prefigurar condiciones que incluyan hasta la posibilidad de un conflicto bélico entre ambas naciones.

La última puntada de la costura aparece con los anuncios de la Exxon Mobil de haber entablado y ganado demandas contra el estado venezolano por cantidades millonarias en dólares. Los medios internacionales han inflado una burbuja mediática con estos anuncios que no son ciertos, pero que se convierten en verdades indiscutibles cuando son propagados a nivel global como la única referencia al problema. Ninguno de ellos ha explicado por ejemplo que en Londres la demanda de la Exxon todavía no ha sido oficializada, ni que aparte de lo que pueda decidir un juez inglés al respecto de una medida cautelar solicitada, queda todavía un largo proceso jurídico que atravesar antes de haber una decisión definitiva. Tampoco se ha dicho que la Exxon con sus acciones legales en Inglaterra y Holanda ha dejado a un lado el arbitraje internacional que es quien rige estos conflictos legales. O que no importa lo que se decida en Holanda ya que el estado venezolano no tiene bienes en ese país que puedan ser bloqueados por una decisión judicial interna.

Todos estos factores constituyen solamente presiones y configuración de matrices de opinión que promueven al debilitamiento del gobierno venezolano y la pérdida de gobernabilidad en el país.

La guerra (mediática) de cuarta generación

El papel de la estructura unificada de los grandes medios de comunicación de masas, centrada en las cinco grandes cadenas norteamericanas ha sido fundamental en la creación de estos factores de desestabilización. La generación de casi el 90% de la información que se distribuye a nivel global permite crear realidades que los espectadores perciben como verídicas y que se construyen a partir de los grandes intereses que manejan los hilos del poder en el mundo de los cuales esas cadenas son parte.

De esta manera, el ataque a Venezuela está centrado en el poder de estos medios de comunicación. De la misma manera como se generó la matriz de opinión que permitió al gobierno de Bush invadir Irak, se están creando las condiciones para hacer caer al gobierno venezolano. No es una situación nueva, ya fue usada en 1973, cuando se crearon las condiciones para derrocar al gobierno de Salvador Allende en Chile. Lo que es diferente hoy, más de treinta años después, es que el control mediático se ha vuelto casi total, en aquella época todavía existían fuentes de información masiva independientes que han casi desaparecido en la actualidad.

La agresión continua a través de los medios internacionales tiene su complemento en el rol que algunos medios venezolanos están desempeñando en esta batalla. La mayor parte de la prensa escrita y de las radios son repetidores y comentadores de la información que llega del exterior. El rol más notorio lo tiene la televisora Globovisión, que ya hace algún tiempo ha asumido el papel que ocuparan los partidos de oposición tradicionales, pero que en estos momentos ha recrudecido sus ataques. Ya no es solamente que su información (estamos hablando de un canal dedicado exclusivamente a la información) consista exclusivamente en destacar sólo lo negativo de la acción de gobierno, sino que además todos sus programas de “opinión” están dirigidos a descalificar y denostar todo aquello que tenga que ver con las instituciones del Estado venezolano. Con respecto a los anuncios que hiciera la Exxon, por ejemplo, presentaron varios programas dónde voceros “expertos” explicaban la irracionalidad que significaba que el estado venezolano se enfrentara a una compañía de ese tamaño y poder, la segunda del mundo en facturación anual.

Con esta forma de actuar, no sólo es repetidora y comentadora de la agresión externa, sino que se convierte en generadora de noticias sesgadas sobre los acontecimientos del país, que son reproducidas a veces hasta en directo por las grandes cadenas internacionales.

La batalla continúa

Entonces, la aparente calma de la situación política interna del país no logra cubrir el estruendo de la batalla que continúa desarrollándose en todo su fragor. La hipótesis de que los resultados del referéndum reflejen una pérdida de poder del presidente Chávez, ha recrudecido los ataques a su gobierno. En un escenario diferente de aquel en el cual se intentaron el golpe de estado y el paro petrolero, los esfuerzos por acabar con el proceso de cambios que vive Venezuela siguen estando presentes y constituyen una amenaza constante a los anhelos de lograr una sociedad mejor y más justa.

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