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El poder de las niñitas malcriadas

Joel Muñoz, El Periodista

Miércoles 25 de julio de 2007, puesto en línea por Ariel Zúñiga

“Algunos tuvimos otra expectativa con el acceso de la mujer al poder político.”

El Periodista - Se están equivocando algunas damas con este tema del poder y del empoderamiento. He sabido de algunas poderosas empoderadas que garabatean a viva voz a su gente por los pasillos mientras discursean de igualdad y respeto. He podido ver esa actitud soberbia, de niñitas consentidas, dando lecciones sobre cómo se toman decisiones, cómo se vive, cómo se trabaja, cómo se comunica, cómo se diseña, cómo se manda ,sin escuchar a nadie... como si estuvieran descubriendo la rueda, el fuego, la pólvora, la imprenta, la penicilina, la fuerza de gravedad y la redondez de la tierra, todo al mismo tiempo!

Todos sabemos que la historia no comenzó hoy ni ayer. Y que eso de pensar en siete cosas a la vez, no significa ser capaz de hacer bien siete cosas a la vez.

Es muy feo verlas desde el poder hablando como un hombre machista, pensando como un hombre machista y lo más tremendo, excluyendo a hombres y mujeres como los hombres machistas. Pragmáticas, con la calculadora en la mano, con el látigo en la otra, vestidas de negro, con ojeras y sin una gota de perfume (porque eso puede confundir a los hombres sobre quién manda ahora).

Mientras tanto, mujeres que no están ni han estado nunca consideradas como ciudadanas y personas, siguen donde mismo, entre el montón de hombres y mujeres que caminan cuadras y cuadras cada mañana y cada anochecer perdiendo 4 horas diarias entre su casa y su trabajo, esperando que la dignidad pare en la esquina y les devuelva al menos la posibilidad de estar con sus hijos y su familia.

La desigualdad es un hecho no sólo en el género, es un mal endémico de la sociedad. La exclusión es producto del sistema que vivimos, que convirtió a los hombres y mujeres en siervos del poder de los imperios económicos o en dueños y dueñas de los mismos, que inyectan en la gente los virus del ganar-ganar, la competencia y el consumo, junto con grandes dosis de exigencia de ser proveedores a costa de tarjetas, el olvido de la noción básica del bien común y esas cosas de que el fin justifica los medios, que el dinero y el poder son los fines y la sacralización del individualismo.

Entiendo que lo femenino viene en alza en todas partes, pero esto no es patrimonio de la mujer con poder, es una dimensión humana de mujeres y hombres, que viene para crear un mundo mejor posible, un nuevo sentido, porque incluye lo que a todos y todas nos hace falta: amor, comprensión, integración, diversidad, ética, sustentabilidad, colaboración, empatia, intuición, magia, belleza... Algunos tuvimos otra expectativa con el acceso de la mujer al poder político. Pensamos que reinaría otra sabiduría. Una apertura democrática real, participación auténtica, con respeto por todos, sin restricciones. Tuve la ilusión de un país más creativo, más femenino en el esencial sentido del concepto.

Pero esto es lo mismo, sólo que ahora quienes deciden, discriminan y ejercen el poder, pueden dividirse en dos grupos, quienes usan y no usan tacones.

No educo a mis hijas para ser competencia sino para ser mejores consigo mismas y con los demás. Para que se pongan de pie en la vida, para que sean ellas mismas, con sus propias potencialidades y recursos. Para que actúen dignamente en este mundo y lo transformen, a través del trabajo y de la solidaridad, de su inteligencia y de sus emociones, en colaboración y comprensión con todos.

¿Sabes una cosa, querida amiga? Algunos hombres estamos cansados hace mucho tiempo de competir.

No soy tu enemigo, somos y hemos sido cómplices de utopías, equipo, compañeros de pega, compañeros de curso, amigos de la infancia, camaradas, amantes, pareja, matrimonio, amigos con y sin ventaja. Con gusto te cedo el lugar de producir, pagar, mandar, amedrentar, castigar, premiar, aplastar, bombardear y sembrar más depredación humana. Quiero paz, quiero una pausa, como decía una hermosa canción.


http://www.elperiodista.cl/newtenberg/1900/article-77725.html

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Mensajes

  • Estimado amigo periodista

    Leí con un poco de desagrado su artículo. Me parece, con todo el respeto que como pares nos merecemos, que cae un poco en el estereotipo.

    Comparto la percecpción de que muchas colegas mujeres trabajadoras han entendido mal el empoderamiento, y que se han mimetizado con lo peor de los hombres. Porque, recordemos, los defectos que usted describe, no son más que una copia burda de la manera en que se han comportado a lo largo de la historia los hombres con poder.

    Sin embargo, siendo una mujer profesionista, con muchas oportunidades, y habiendo tenido que trabajar casi siempre rodeada de hombres, le puedo decir sin temor a equivocarme, que esto quizás es un mecanismo de adaptación. La realidad es que a pesar de que en algunos lugares (los menos) las mujeres hemos logrado insertarnos en espacios antes solo masculinos, las estructuras de dichos espacios no han cambiado. Tampoco ha cambiado el que estos espacios sigan siendo dominados por los hombres. Asímismo, los hombres tampoco han cambiado, y sin excusar a mis colegas ’masculinizadas’, como usted las llama y aglutina, esta resistencia de cambio en las estructuras sociales, económicas y laborales, de pronto nos obliga a mecanismos de adaptación y supervivencia tan burdos como los que usted describe.

    Me pregunto, además, porque esto le resulta a usted tan desagradable en las mujeres y no así en los hombres. Me pregunto también porque dentro de su exigencia de un poder ’más femenino’ no pide usted también una actitud más reformista y revolucionaria por parte de los hombres.

    ¿Qué tenemos que hacer las mujeres ’con poder’? ¿Qué implica un comportamiento femenino? ¿Docilidad, ternura, sensibilidad, compasión, actitudes maternales? ¿Porque no exigirle esto también a los hombres con poder, quienes siguen dominando los espacios públicos?

    Coincido con usted que la igualdad implica muchas cosas y que la prioridad es revertir las desiguladades estructurales que mantienen a millones de hombres y mujeres por igual en la marginalidad social, política y ecónomica. Creo, sin embargo, que se debe reconocer que han sido en muchas instancias las mujeres quienes han luchado por estas causas.

    Y, le prometo, esto no es fácil. Quizás tenemos que gritar y hacer sonar nuestros tacones porque aún no somos escuchadas. Y quizás nuestros gritos y taconazos en los pasillos parezcan un capricho de ’niñas malcriadas’. Pero yo lo reto a usted, a ser mujer por un día en un espacio dominado por los hombres; lo reto a que no lo miren a los ojos sus colegas hombres en reuniones, a tener una sola oportunidad para hacerlo bien porque cuando lo hacemos mal le cerramos los espacios a las que vienen detrás de nosotras. Lo reto a tener que luchar con voz y pies por el respeto en el espacio público solo a causa de su sexo.

    Como usted, también las mujeres teníamos otras expectativas con respecto al acceso de la mujer al poder político. Esperábamos que las estucturas, las mentalidades, el lenguaje, y nuestros colegas hombres cambiaran junto con nosotras. Esperábamos no tener que levantar la voz tan alto, esperábamos que después de tantas décadas de lucha feminista, no tuviéramos que seguir peleando con ustedes por el espacio. Esperábamos no tener que imitarlos en algunas instancias para poder ganar y conservar esos espacios.

    No nos juzgue tan duro y no se de por vencido con nosotras. Hombres y mujeres somos buenos malos y peores. Porque somos humanamente iguales; porque la ambición, el deseo de poder, y las actitudes prepotentes nos permean igual. ¿Porqué esto ha de ser pecado en las mujeres y una actitud normal en los hombres?

    Le propongo que a la vez que educa a sus hijas, contribuya también educando a los colegas hombres que lo rodean. Porque los cambios nos involucran a todos a la par. Me parece que lo importante es encontrar causas comunes y crear espacios en donde, como usted bien dice, no tengamos que competir. Contribuyamos por igual. Hasta hoy, no me parece que sea tan cierto, o en todos los casos, que el objetivo de las mujeres sea mandar en la casa y en la calle. Símplemente queremos ser tratadas como iguales, ganar los mismos sueldos, tener las mismas oportunidades, caminar en la calle libremente sin ser objeto de acoso.

    En la medida en que ustedes los hombres también evolucionen, conviviremos más en paz.Y quien sabe, en un tiempo, no tendremos que molestarlos con nuestros gritos y taconazos.

    Mucho respeto
    Manuela Garza
    Editora de AlterInfos

    • El contexto del artículo es Chile y toda la campaña se ha realizado para "vender" a Bachelet.
      Podrá parecer destemplado, injusto e incompleto, pero me pareció pertinente incluirlo por las reacciones que podía suscitar.
      Y tu reacción (destemplada, injusta e incompleta) también da un paso al lado de la forma típica de discutir estos temas: La frívola, la hipócrita y la cínica.

      Ver en línea : Página del Autor

    • Bastante sorprendente y agresiva tu reacción querido Ariel.

      Sobre todo porque acusas pero no explicas en qué sentido la respuesta es destemplada, injusta (¿contra quién?) e incompleta (¿qué esperabas que respondiera?). Me daría mucho gusto saber también exáctamente en dónde ubicaste la frivolidad, la hipocrecía y el cinismo. Resultan acusaciones fuertes y, estas sí, destempladas de alguien que que jamás ha tratado conmigo, que no conoce mi trabajo, que no sabe lo que hago y lo que no hago, que jamás me ha visto interactuar con nadie, etc. No creo que á través de un solo comentario sea posible hacer juicios tan viscerales sobre una persona.

      Me parece intesante en tanto que en mi respuesta no usa adjetivos en contra de nadie. No recuerdo jamás haber acusado, ni insultado a tu colega. Hace muchos años aprendí que las acusaciones cierran los espacios para el diálogo. Aprendí a ser menos visceral; menos ’destemplada’. Es posible que no lograras a través de la palabra escrita captar el tono en el que respondí. Quien sabe, quizás diste por hecho que soy una ’niña malcriada’.

      Y con todo respeto, mi estimado Ariel, no es muy claro que el artículo de tu colega sea únicamente Chile. Y si lo fuera, no me queda claro en qué sentido es esto relevante. En solo hecho de que desatará una reacción en mi, que soy mexicana, indica que quizás esto es transversal. Aunque en México no tengamos la fortuna de tener a una mujer como Bachelet en la presidencia. Y, creeme, con todos los defectos que pudieras encontrarle, es mucho mejor que un beato de derecha que llegó de manera ilegítima al poder.

      Mi respuesta al artículo que publicas, es sobre todo, una obligación que tengo como Editora de AlterInfos, en donde como en todos los medios informativos, tenemos una visión del mundo. La visión de las mujeres que el artículo que publicas no es precisamente la que compartimos. Es bienvenida, porque somos un espacio abierto. Pero no necesariamente sin respuesta.

      Muy (de verdad, muy) respetuosamente,

      Manuela Garza
      EDITORA de AlterInfos.

    • Manuela,
      uno se comprende mediante los conceptos y no necesariamente por los términos. Me parece que te tomaste de la peor forma posible mi comentario y no me aventuro a indagar el porqué. Ni sé que has hecho o escrito, sólo me quedaba claro que no eras chilena. Por lo mismo no te he dicho nada respecto de tí ni menos te creo una niña malcriada. Jamás dije que eras cínica, hipócrita o frívola: Dije que tu opinión se alejaba de esos motes. El artículo que solicité publicar no lo he escrito yo, ni un colega, ni un amigo, a penas lo conozco. Mi intención al pedir la publicación no era abusar de vuestro Pluralismo sino que provocar, y quizá provocar un diálogo.
      No creo que el intercambio de información produzca conocimiento sino que el intercambio de conceptos y de víceras.
      Al decir que tu reacción es injusta me refería a que no había escrito yo el artículo y a que suscribo gran parte de tus críticas respecto del. Lo destemplado viene de esa afirmación viceral "que las mujeres han luchado por cambiar" como si existiera un torneo mundial por si el mundo lo cambian los hombres o las mujeres.
      Ahora, si eres de aquellas personas que creen que Chile está mejor porque está con una mujer que dice ser socialista, alli tenemos un problema mucho más profundo que los anteriores. Pues como no quiero el poder opresivo ni de hombres ni de mujeres tampoco lo acepto ni de socialistas ni de derechistas. Y menos, de los(las) derechistas que se dicen socialistas,
      saludos
      ariel

    • Ariel:

      Tienes mucha razón. Gracias por ayudarme a mi y al sitio web a reflexionar, y gracias por iniciar un debate por demás interesante y propositivo.

      No, no creo que Bachelet es buena por ser, o por pretender ser socialista. Eso ustedes los y las Chileno/as lo saben mejor.

      Lo que me parece interesante y admirable es su trayectoria y el proceso a través del cual llegó al poder. Mismo que, sobra decir, parece (quizás a la distancia) más transparente y democrático que el que lamentablemente tuvimos en México.

      Por lo menos, nadie duda de su victoria. Aquí, nos quedamos muchos y muchas navegando en la duda y con un presidente sin experiencia en el gobierno y proveniente de las alas más reaccionarias de su partido. Esto último, para muchas y muchos es un retroceso.

      En fin, ha sido un placer conversar contigo. Y no tengo nada más que agregar. Gracias por colaborar con nuestro equipo en AlterInfos.

      Manuela Garza

    • Estimada Manuela,

      He leído con mucha molestia, igualmente, la columna de Joel Muñoz puesta en Alterinfos por Ariel Zúñiga. Quizás si hubiese sido una columna con alguna altura de miras en la forma de plantear una problemática (las mujeres en cargos de poder y el ejercicio mismo del poder) podría estar de acuerdo con Ariel en el aporte de incorporarla a este espacio, para dar lugar al debate. Por el contrario, desde su título en adelante, el tono ofensivo de la columna parece propio de una diatriba misógina. Una crítica basada en el hecho que sean mujeres y que estén en cargos de poder, y que -finalmente- no sean lo femeninas y perfumadas que se esperaba que fueran.. Es evidente que esa misoginia vedada se percibe tanto desde tu lectura en México como en la de quienes estamos en Santiago, ya que desde que Bachelet está en el gobierno los comentarios y críticas basados, finalmente, en el hecho que sea mujer, han sido múltiples y desde todos los sectores y colores políticos.

      Por ello, Manuela, se agradecen tus respuestas y comentarios, y me parece que sería importante enviar tu primer comentario también a Francisco Martorell, director de "El Periodista" a director chez elperiodista.cl
      Lo mínimo que debieran hacer es publicarlo como carta al Director.

      Un saludo cordial y felicitaciones por ser una atenta editora de Alterinfos,

      Patsilí Toledo

      Corporación Humanas

      Santiago de Chile

    • Patsili,
      la pertinencia de la puesta en linea del artículo no creo que sea cuestionable desde el momento que ella nos permite tener esta conversación que de otro modo se encontraría silenciada.
      La columna de Joel representa a muchos hombres que reaccionan ante el abuso publicitario de la concertación que llevó a la presidencia a una PERSONA incompetente y que para darle legitimidad se explotó majaderamente de que "era mujer" y que por ende tenía cualidades sexistas. Misógino es el discurso que apoyó a Bachelet y aún la apuntala. Las mujeres deberían haber sido las primeras en protestar que ella no las representa y que la ascención de una mujer al poder simbólico de la moneda ni sumaba ni restaba al machismo de la sociedad chilena. Y que la mención de esas cualidades femeninas (empatía, comprensión maternal, horizontalidad, etc) son parte de un machismo a la inversa. La reacción entendible de Joel cobra un nuevo sentido ahora que se pretende "sobrecriminalizar" con la excusa de visibilizar la violencia en contra de la mujer.
      Disculpame, todo eso no es más que demagogia y de la peor, y una muestra que la demagogia penal no es patrimonio de paz ciudadana ni de los que se dicen de derecha.
      saludos
      ariel zúñiga

      Ver en línea : página del autor

    • Patsilí,

      Muchas gracias por reaccionar. Gracias, sobretodo, por hacerlo con argumentos. Son estas las respuestas que interesan a nuestros lectores en la medida en que fomentan una discusión inteligente.

      En cuanto a enviarle la respuesta al autor original: Esto, por lo regular, es responsabilidad de quien publica el artículo. Es la política de AlterInfos hacernos responsables de nuestras publicaciones.

      Enviarle la respuesta me parece una buena idea, que sin embargo, me divide. Por un lado es importante reaccionar para proporcionar otro punto de vista. Por el otro, desgraciadamente, me da la impresión de que lo único que lograríamos es fomentar una oleada más de misogínia disfrazada; nos veríamos envuelta/os en una discusión estéril, sin argumentos.

      Por el contrario, me parece mejor idea invitarte, no solo a reaccionar en el foro, sino a colaborar con AlterInfos publicando. Quizás encuentras artículos interesantes o tienes ideas y sentires que compartir sobre el tema de género, la vida política de tu país, etc. Estamos siempre en busca de ideas frescas.

      En fin, gracias por tu respuesta. Gracias por tomarte el tiempo.

      Muchos saludos desde México

      Manuela Garza

  • Estimado Joel Muñoz,

    Si el objetivo de su artículo era crear polémica, creo que lo ha logrado. Sin embargo, me parece poco serio publicar algo tan solo con miras a crear revuelo, sin ningún tipo de sustento.

    Es claro que el tono del artículo es con miras a ofender. Haciendo llamados a que las "damas" y "niñitas consentidas" no son capaces de ser buenas políticas, aunque sí de hacer siete cosas a la vez. Una actitud que simplemente replica estereotipos, sin ningún esfuerzo por desmenuzarlos, y analizar las razones estructurales que los crean y reproducen.

    Es evidente que le molesta que las mujeres adquieran características típicamente atribuidas a los hombres "Es muy feo verlas desde el poder hablando como un hombre machista". Coincido con las opiniones publicadas por mis compañeras. Lo que es feo para usted es que las mujeres tengan acceso a espacios y a actitudes masculinas, que de mantenerse en la esfera de los hombres retendrían atribuciones positivas. Cuando una mujer es asertiva, es abusiva; cuando un hombre es asertivo, es un buen líder.

    A usted le molesta que las mujeres en el poder sean poco femeninas "...vestidas de negro, con ojeras y sin una gota de perfume." No podrá objetar que rara vez se discuten las habilidades políticas de un hombre, haciendo alusión a sus trajes, ojeras o la ausencia de loción. Repite usted un típico patrón de nuestra realidad, donde los cuerpos de las mujeres y el espacio que ocupan se vuelven simbólicos. Sobran artículos discutiendo los trajes sastre de la Senadora Hillary Clinton, si descubre el decolletage como una forma de atraer a una población distinta. Una vez más, rara vez se discute si los trajes del Congresista Obama Barack, o Rudolph Giuliani son "apropiados."

    Efectivamente, la desigualdad es un hecho, y no se resolverá con el acceso de las mujeres al poder, sino con una deconstrucción y reconformación de los espacios y de lo que es considerado "femenino" y " masculino". No se trata de que los hombres, por su generosidad cedan "el lugar de producir, pagar, mandar , amedrentar, castigar, premiar, aplastar, bombardear y sembrar más depredación humana." Esto refleja precisamente una mentalidad obtusa y discriminatoria. El reto es la inclusión, de hombres y mujeres; el reto es superar las divisiones estáticas de lo "femenino" y "masculino", revalorar lo de uno y lo de otro, no en función del sexo, sino en función de lo que es deseable para todos.
    La competencia y la crítica que hace usted al sistema es válida y acertada. Como mujer latina, yo también espero que sus hijas puedan actuar "...dignamente en este mundo y lo transformen, a través del trabajo y de la solidaridad..." Pero cuando el acceso al trabajo y a las oportunidades ya está de antemano restringido por ser mujer, entonces se vuelve necesario ser un poco más agresivo y hablar más fuerte.
    Más allá de si su artículo está contextualizado en Chile, esta es una discusión que trasciende fronteras. Para usted, las mujeres en el poder podrán asemejarse a "niñitas malcriadas". Para otros, son ejemplos de mujeres retomando espacios y caracterísitcas a los que también tenemos derecho a acceder. Como dijo Audre Lorde, "I am woman, hear me roar."

    Ver en línea : El poder de las niñitas malcriadas

    • Joel Muñoz escribió la crónica "El poder de las niñitas malcriadas" para el periódico chileno "El Periodista" que dirige Francisco Martorell. Por lo tanto culpar a Joel Muñoz de la puesta en linea en Alterinfos es gratuito así como culparme a mi por la redacción de la crónica.
      Insisto que el contexto del artículo es Chile (y así se encuentra presentado) puesto que aquí sufrimos de una campaña demagógica, sexista y contra machista destinada a instalar a una nuevo lider de la Concertación de los Partidos por la Democracia, una alianza electoral neoliberal.
      Me da absolutamente lo mismo que quien gobierne sea hombre, mujer o sea indiferente a esas categorías; a lo que no soy indiferente es a la propaganda impúdica de reducirlo todo a un cambio en las formas y exhibirlo como si se tratara de un cambio estructural.
      Bachelet es un serio obstáculo a las mujeres y hombres que pretenden una emancipación de la humanidad, al menos, en la cuestión de género.
      Ella, y su equipo, encarna el estereotipo que todo hombre machista quiere de una mujer "encantadora, torpe, afable, comprensiva, incapaz de tomar decisiones, etc"
      Y no se trata de negarles autoridad, de confinarlas al espacio domestico, se trata de contextualizar la discusión.
      Insisto, me da lo mismo que quien mande tenga pantalones, faldas, perfume o loción; no me da lo mismo que digan que algo cambia porque manda alguien con útero.
      saludos desde chile,
      ariel zúñiga

      Ver en línea : Página del Autor

    • Lo primero es que afirmar que Bachelet fue "puesta" por la Concertación, resulta a todas luces impreciso hasta decir erróneo. Toda vez que el liderazgo (bueno, malo, femenino, masculino, da igual) de ella se constituyó más bien A PESAR de la Concertación, que como toda casta política tradicional, nunca ha visto con buenos ojos la irrupción de esta señora risueña, espontánea, equívoca y carente de la solemnidad y el bozarrón acusatorio del tono yo-siempre-digo-la-última-palabra, al cual nos tuvo acostumbradxs el papá Lagos.

      Por esta razón, en toda crítica a la gestión de Bachelet debiera sopesarse con justicia cuánto de ello está relacionado con la falta de apoyo que ha tenido precisamente por ser una adoptada a última hora por la casta concertacionista. A mí me consta por rumores entre bambalinas que cuando Lagos la nombró ministra de salud, poca gente daba un peso por ella dentro del conglomerado, pues la consideraban demasiado ROJA para tener un cargo de esta magnitud. En esta adopción a regañadientes, el hecho de ser mujer generó siempre un doble vínculo para la Concertación. De menosprecio porque tendrían que entregar su apoyo a una recién llegada en un grupo añoso y esencialmente masculino; de atracción, porque la novedad de su figura femenina para un electorado cansado se pensó como la única manera de asegurar 4 años más en el poder.

      Sin embargo, en este año y un poco más de gobierno hemos visto el costo político que ha significado para Bachelet su intento de gobernar mirando hacia la ciudadanía y no hacia los partidos políticos que la apoyaron (es cierto que el Transantiago se ha tornado un fiasco, pero sabes de las políticas que se están implementando en educación preescolar? un espacio que todavía seguía siendo reducto pinochetista, tanto en su forma como en su contenido?). O es que ya nadie se acuerda que al mes de haber asumido, ya teníamos a 4 concertacionistas (todos hombres!) candidateándose para una elección para la cual todavía faltaban 4 años! Y ni qué decir de todos los errores políticos del gobierno de Lagos y de los cuales ha debido hacerse cargo este gobierno.

      Pero no todo ha sido malo, porque este clima enrarecido en que los partidos políticos no han sabido aprender a relacionarse con un liderazgo diferente, ha servido para que estos partidos y sus personeros muestren sus intenciones e intereses en toda su cruda miseria, al punto que el gobierno de Bachelet se está convirtiendo en el contexto político más propicio para el quiebre de la Concertación y la configuración de un nuevo polo de izquierda de la de verdad.

      Hasta aquí algunos comentarios sobre el gobierno de Bachelet, del que seguramente no tengo todos los antecedentes necesarios por encontrarme viviendo fuera de Chile hace dos años, pero del que es claro para mí que en muchos aspectos no representa en absoluto un retroceso, aunque si una transformación en el orden de cosas, para el cual no nos están sirviendo las categorías de análisis a las que nos tenía acostubrado el poder masculino travestido de neutral. Una situación respecto de la cual el artículo de Joel Muñoz no es más que un grito desesperado de auxilio y un reclamo de atención para ver si las categorías tradicionales le sirven para entender lo que pasa y de paso encontrar empatía con algún lector que se sienta interpretado. Con malos resultados, como se desprende de los comentarios aquí expuestos.

      Lo que no se puede negar -y creo que allí está el problema del artículo- es que los espacios de poder (en Chile como en otros países) siempre han estado llenos de niñas malcriadas (y de niños taimados, cómo no!). Lo curioso es que eso haya devenido de pronto un problema evidente con Bachelet en el poder, cuando las mujeres que perseguimos la equidad de género y que hemos tenido que relacionarnos con ellas y con ellos en estos espacios, venimos dando la pelea contra estos privilegiados desde hace mucho tiempo atrás y sin alardes.

      Ch.

    • Es cierto que muchos debieron bancarse a la Bachelet a su pesar como otros lo hicieron antes con Lagos, Frei y Aylwin. Es que lo relevante para los "concertacionistas" es que se mantengan vigentes los puestos laborales para concertacionistas y manejar los pasillos para todo quien pretenda ejercer su poder.
      Que gobierne Bachelet o Guido Girardi es indiferente contar que no se mueva mucho el bote. El problema de Bachelet, quien llegó a la presidencia por "marcar" en las encuestas (no por que la "ciudadanía" la reclamara en la Moneda) es que no ha podido lograr que el bote deje de tambalearse y en su apuro por llamar a la calma, es ella la que mueve el bote cuando por fin queda quieto.
      Que Lagos haya dejado errores, depende el cristal con que se mire. Somersville (el líder del empresariado al momento del cambio de mando) dijo que Lagos era el mejor gobierno que había tenido chile (para los empresarios)
      Cada uno de sus "errores" significó un gran negocio para alguien y el conjunto de sus "errores" permite explicar el gran negociado que se llama Chile.
      Que Bachelet sea la más ROJA entre la mazamorra amarillenta y aguachenta que es la Concertación no pasa de ser una declaración de intenciones. Más que hablar bien su Excelencia es un antecedente más para su prontuario. Importa bien poco que en lo más recóndito de su corazón tenga un charango y una zampoña cuando es ella quien nombra y da instrucciones a prototipos neoliberales como Tockman y Andrés Velasco; conservadores autoritarios como Viera Gallo y Belisario Velasco; déspotas nepocráticos como Laguitos Weber; etc.
      Que la izquierda tenga una oportunidad en Chile depende de que se supere a la concertación y eso, lamentablemente, depende de soportar a un Piñera u otro Pinochetista bajo en calorías, pero...
      Hace bastante que prefiero el original antes que la copia.

      saludos
      ariel

      Ver en línea : página del autor

  • Estimad@s panelistas de este foro:

    Mi nombre es Joel Muñoz y soy el responsable de la columna de opinión en referencia.
    Me alegra mucho que exista un espacio de conversación sobre estas cosas.

    En el encabezado de mi columna dice textualmente "se están equivocando algunas damas con este tema del poder y el empoderamiento"

    Dice: algunas damas, no dice todas las mujeres.
    Más abajo dice también que la mayoría de las mujeres aún no sienten ningún beneficio con todo esto y que siguen, como la mayoría de los ciudadanos y ciudadanas, esperando que la dignidad pare en la esquina (a propósito del TranSantiago y de muchas otras promesas, digo yo).

    Tomo partido por la mayoría de las mujeres y hombres excluidos. Por todos aquellos que han salido a protestar estos días, sin distinción de género, porque la desigualdad y los abusos se cometen contra todos ellos y ellas.

    Me refiero en mi columna a un grupo de mujeres que han accedido a cargos públicos y que han olvidado que la promesa de este gobierno fue "contigo".En general, mujeres de un perfil de profesionales jóvenes, alrededor de los 40 años, que francamente están dominadas por cierta soberbia o cierto resentimiento profundo con el mundo, particularmente con los hombres, tal vez con toda razón, pero con ausencia de sabiduría emocional y política.
    Junto con esta promesa de gobernar con la gente (femenina y masculina)estaba la promesa de un estilo de cercanía, otro lenguaje, otra aproximación al diálogo social, otra asertividad y otra intersubjetividad en la convivencia.
    Esa fue una promesa y la palabra debe cumplirse, de lo contrario es la más burda de las demagogias.

    He sido testigo de que las damas a las que me refiero no están preparadas política y técnicamente. Muchas otras sí lo están. Esto sucede también en el mundo de los hombres, hay de todo en la viña del señor.
    Lo que me molesta es que por el hecho de ser personas del sexo femenino debamos ser complacientes con sus problemas de conducción de un país, con sus arrebatos y con su maltrato a mujeres y hombres que las rodean, pero que no tienen el poder que ellas tienen. Que, debo recordar, les fue dado por el pueblo (femenino y masculino).

    He estado desde muchos años colaborando por la igualdad de derechos de mujeres y hombres, he participado como comunicador de las principales reformas políticas y cambios culturales que se han emprendido desde que comenzamos a recuperar la democracia: Plan de Igualdad de Oportunidades, Mujeres Temporeras, Ley de Violencia Intrafamiliar, Embarazo Adolescente, Programa Jefas de Hogar, Buenas Prácticas Laborales, y también colaboré activamente en el triunfo de la Presidenta Michelle Bachelet.

    Mi columna busca poner una tarjeta amarilla a quienes - amparadas en discurso de género - están aprendiendoa abusar de otros del mismo modo como lo hemos hecho los hombres en la historia. Por ende, mi tema va un poco más allá: ¿Será que el poder afecta a hombres y mujeres por igual?

    Mi obligación de reeducarnos entre los hombres y mujeres, pasa también por decirnos la verdad y no caer en la subordinación de respetables nuevos paradigmas como leyes universales absolutas.

    El sólo hecho de que existan mujeres en el poder no garantiza un mundo mejor. Tampoco lo ha garantizado el poder de los hombres.
    Tal vez porque el problema del poder y la igualdad, la justicia y la dignidad para todos va por otro lado.

    Un abrazo y gracias por sus comentarios.

    Joel Muñoz

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