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La alta traición se premia, la indecencia se promueve y la imbecilidad se subsidia
CHILE - Aquellos que nos encierran y prenden la mecha nos gobiernan
Ariel Zúñiga
Lunes 13 de diciembre de 2010, puesto en línea por
A siete kilómetros del azufre el hedor de 81 vidas calcinadas se cuela por la ventanas cerradas de los hornos de volcanita llamados viviendas, del santiago real, no del aquel del que hablan de sus infestas bocas hacia afuera aquellos que los prendieron y encerraron, y luego venden periódicos y audiencias condoliéndose de sus propios crímenes.
Manos ensangrentadas, apenas maquilladas con insecticidas de las moscas que acechan atávicamente a los verdaderos criminales.
Son aquellos que se pelean por un lugar iluminado al fulgor de las cámaras, y los bandoleros de la imagen, los únicos culpables y sin embargo los primeros en apuntar hacia los demás. Inventan que los fallecidos eran peligrosos y suicidas pirómanos; omiten que los perros guardianes prefirieron ver incinerarse a seres humanos a dos metros de distancia que abrir los candados por que los mal nacidos de sus jefes, eso incluye a los malnacidos de los ministros, de todos los ministros de injusticia, a los viles impotentes y traficantuchos de la fiscalía, a todos quienes han dado expresas órdenes a los quiltros cebados de los pacos, del verde que sea, de que la vida de un chileno no vale nada, menos incluso que un candado de tres lucas; menos que un sumario y una cesantía digna por dejar escapar a los cautivos en vez que verlos arder en tu cabeza a perpetuidad.
De qué accidente me hablan viles testaferros, son ustedes los que encontraron la fórmula mágica para encerrar a los pobres que nos les compran su falsa democracia y llamarles delincuentes.
El principal hijo de puta de todos, el presidente de esta mierda de republiqueta, el delincuentucho y hermano de un narcotraficante, e hijo de un agente yanqui, propuso construir más cárceles y concesionarlas, para que sus amigos ganen plata más encima. Cárceles modulares como propuesta tiene este hijo de las re mil putas, el mismo mal nacido incapaz de darle abrigo a los terremoteados; el mismo descerebrado capaz de sentirse victorioso por sacar a 33 enterrados por él mismo y su codicia. ¡Quiere encerrar a los pobres en un container! ¿Algún periodista se ha atrevido a putearlo siquiera, a escupirlo, a abofetearlo por lo menos? Nadie, vivimos revolcados en las cenizas de un país aniquilado en que es más fácil encontrar plutonio que decencia.
No me pidan que hable con mesura mientras los cuerpos de mis hermanos asesinados aún no se enfrían y los asesinos desfilan en la tele proponiendo nuevos arrestos, cárceles e incendios para perpetuar el silencioso exterminio; mientras los justicieros con patente de corso desfilan en los tribunales malgastando papel y tinta en recursos perdidos de antemano para conseguir dos segundos en TV.
Esta semana no sólo se ha asesinado a 81 chilenos.
Este lunes, la banda de impotentes y traficantuchos de la fiscalía tuvieron que reconocer que habían montado un juicio contra un ciudadano paquistaní. Sin pedir disculpas, más aún amenazando con seguir mintiendo y montando juicios si es que se los sienta en el banquillo de los acusados, se excusaron de su incompetencia (de su mala leche no lo harían ni bajo tormentos) culpando a los pacos y a los ratis SUS SUBORDINADOS.
El gobierno a sabiendas que está metido hasta el codo en este asunto manda al choque al ministro de justicia quien para afirmar que Hinzpeter es estúpido y no un agente sionista, culpa a los EEUU de haberle entregado información errónea ¿Desde cuándo lo que dicen los gringos es cierto de antemano y nos obliga? ¿Desde cuándo la información de inteligencia no es cotejada por nuestra propia "inteligencia"?
Nuestro gobierno está enmierdado hasta el cuello, incluso diría hasta las cejas, pero ¿Quién será el abogado que se atreva a decir las cosas por su nombre? ¿Quién será el que se atreva a interponer una querella? ¿Tendremos jueces a la altura de las circunstancias? ¿Periodistas que digan lo que ocurre más allá de sus pautas blancas?
En un país decente a Rodrigo Hinzpeter Kirgberg se lo ahorcaría en la plaza pública por traición a la patria agravada por reincidencia: Primero, hizo su servicio militar en Israel, ergo, es israelí y en calidad de extranjero encubierto oficia de ministro de interior del estado de Chile; Segundo, ejecutó órdenes de una potencia extranjera, los EEUU, en territorio chileno, ordenando el allanamiento de la vivienda del ciudadano paquistaní Saif Ul Reman Khan sin que existiese autorización de un tribunal nacional. Luego, en atención de esas órdenes que le impartiera su jefe y paisano Paul Simons (embajador de los EEUU) se querelló en contra de este ciudadano validando un secuestro realizado en territorio yanqui. ¿Responderá por todos estos crímenes?
¿Responderán los fiscales que montaron el caso y que trataron de dilatar el asunto para cubrir la desverguenza de Hinzpeter? ¿Responderán los fiscales que torturaron al paquistaní en cárceles chilenas? ¿Responderán los fiscales que falsificaron su declaración mientras era torturado? ¿Responderá el juez que falsificó su competencia para intervenir en el proceso? ¿Responderá el enano drogadicto de Jalandro quien fue capaz de proseguir una investigación tan nauseabunda que el prevaricador por excelencia Xavier Armendariz quería cerrar? ¿Responderá Pablo Sabag por seguir tratando de modo público a un inocente como culpable?
Ladrones detrás del juez, muchas veces ladrones que a la vez son jueces, y un público servil, castrado, estúpido, indolente, antipatriota, envenenado por las palabras del enemigo, incapaz de siquiera de resistir, de conservar la posición hasta nuevo aviso, de disparar las pocas balas que posee. Preocupado de su precario ego, del próximo concierto de Rock o de Pop (da lo mismo, hoy todo es lo mismo) de hacer dieta, de comer siutiquerías, de viajar a lugares que nunca comprenderá porque no se comprenden a sí mismos, ni se quieren aunque sea un poco y por ello se sientan, beben y acuestan con quienes los traicionan, meras carcasas que de humanos sólo tienen el olor a poto.
Todos creen en esta mierda de país que al final de un pico de trece mil kilómetros que deben comerse hay una zorra que podrán besar. Por eso los peores ciudadanos del planeta son nuestros gobernantes. En Chile la alta traición se premia, la indecencia se promueve y la imbecilidad se subsidia.